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NACIONALES


“Antes las elecciones eran una fiesta nacional”

Luis Fernando Cascante lcascante@larepublica.net | Viernes 08 marzo, 2013


En los colegios se tiene que informar, en esa materia que llaman educación cívica deben enseñar cómo se lograban las luchas femeninas y cómo se consiguió el voto”, comenta Vilma González. MARCO MONGE/La República


Docente pensionada recuerda la primera vez que votó

“Antes las elecciones eran una fiesta nacional”

Vilma González, educadora jubilada del Colegio Napoleón Quesada

Vilma González nació en una época en que se consideraba normal que las mujeres no tuvieran voz ni voto en la política.
Proveniente de una familia tradicional de esos tiempos, su padre tenía una finca de ganado, actividad que mantenía a toda su familia.

Su madre, doña “Chavela”, le ayudaba con el negocio, preparando dulce de toronja. Como la mayoría de mujeres de esa época, se quedaba en la casa mientras su esposo laboraba.
“La mujer era vista como un objeto, solo tenía derecho a ser madre y a criar hijos, la mujer no tenía voz ni voto en la participación política de ese momento, porque decían que no tenía la suficiente educación cívico-política”, relata doña Vilma.
Sin embargo, a inicios de la década del 40 la lucha por el reconocimiento del voto a la mujer ya tenía un camino recorrido, precedida de huelgas y peticiones al Congreso.
Esta mujer, de 72 años de edad, todavía recuerda la primera vez que fue tomada en cuenta para decidir una elección nacional, siendo parte de una época de transición.
“Yo voté por primera vez para las elecciones de 1962, recuerdo que voté por don Francisco Orlich”, relata.
Para esa época, Orlich se levantaba de su derrota en las elecciones anteriores, en donde Mario Echandi le ganó el pulso.
Desde esa fecha, han pasado 51 años, 13 administraciones distintas y una transformación cultural en el electorado que doña Vilma lamenta, pero comprende.
“Cuando yo tenía 20 años era una gran fiesta nacional, era algo maravilloso... La gente con las banderas y los carros, el montón de gente en las calles, era feliz, era un día de fiesta”, recuerda con alegría.
Durante los últimos años, ese fervor se viene apagando elección tras elección, y las mujeres no escapan a esta apatía.
“Siento dolor y siento tristeza porque es peligroso. Si uno se abstiene de votar no hace uso del derecho constitucional, es peligroso dejar las cosas a la deriva”.
Reconociendo que la apatía electoral, tanto en hombres como en mujeres, es a raíz de las promesas incumplidas por los políticos, González cree que el empuje feminista de hoy no es tan fuerte como el de la primera mitad del siglo XX.
“En los colegios se tiene que informar, en esa materia que llaman educación cívica deben enseñar cómo se lograban las luchas femeninas y cómo se consiguió el voto femenino”, comenta.
“Aunque nos hayan dado el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer resulta que el hombre sigue teniendo el poder”, dijo.

Luis Fernando Cascante
lcascante@larepublica.net

 

 







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