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Año nuevo, nueva administración

Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Miércoles 10 enero, 2018


Año nuevo, nueva administración

Iniciando el año nuevo nos enfrentamos a la realidad de que pronto, menos de 30 días, estaremos acudiendo a la urnas.
El año nuevo viene con una nueva administración que arrancará el 8 de mayo.

El primer domingo de febrero nos corresponderá escoger a los nuevos representantes ante el Congreso, 57 ciudadanos a los que corresponderá marcar la pauta en el quehacer legislativo.

De la misma manera escogeremos, posiblemente, a los dos ciudadanos que disputen el balotaje en abril, cuando tomemos la decisión final de quién será el nuevo Presidente de la República.

Ojalá que quien asuma en mayo la Presidencia, tenga una fracción legislativa numerosa, y que le permita tener músculo político en el Congreso.

También es importante que vaya acompañado de un equipo de trabajo que le permita con facilidad conformar un gabinete que sea funcional, que su trabajo sea como el de una orquesta sinfónica, y muy importante que se haga acompañar de un ministro de la Presidencia con capacidad de negociación.

Es muy posible que haya un número similar de fracciones a las nueve hoy representadas, o incluso más.

Urge atender temas como el déficit fiscal, el régimen de pensiones, y la falta de seguridad e incremento de la criminalidad, que nos agobia, entre otros. Ya no se podrá patear la bola para adelante.

Como ciudadanos nos corresponde ponderar las opciones que se nos presentan para escoger a nuestros futuros gobernantes.
Analizar sus propuestas y cuán realizables son.

Análisis similar corresponde con las personas que nos presentan los partidos como candidatos al Congreso.

No podemos olvidar que no hay candidato perfecto, que cada uno de ellos es un ser humano como nosotros, con sus defectos y virtudes, pero que están dispuestos a dar lo mejor de sí para la Patria y por todos nosotros.

Escojamos al que consideremos mejor calificado.

No obviemos ponderar sobre discursos que tengan tintes de populistas, sabemos muy bien que un presidente solo no lo puede todo; igual analicemos quiénes se presentan como garantes de la institucionalidad y del respeto a la división de poderes. No podemos caer en la trampa de un totalitarismo.

Un factor muy importante es la madurez emocional que pueda tener quien ocupe la Presidencia.

Las tensiones por delante serán muchas, la sociedad actual se ha ido polarizando cada vez más sobre temas contrapuestos de grupos de interés, y el ciudadano electo, lo será para ser presidente de todos los costarricenses.

Los cantos de sirena pueden engañarnos, y debemos estar atentos a evitar dejarnos seducir por esas mágicas tonadas, que al final del día nos harán enfrentarnos a una realidad diferente a la que nos presentaron.

Que no se repita el “no es lo mismo verla venir que bailar con ella.”

Como país nos merecemos lo mejor y más, mas las cosas no caen solas del cielo, por lo que debemos asumir la responsabilidad de una escogencia meditada.

Como nación hemos sido capaces de mucho en el pasado, y no cabe duda de que esa capacidad no la hemos perdido, y que mucho nos queda por hacer, y uniéndonos todos en el esfuerzo, acuerpando al presidente nuevo, lo lograremos.

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