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Anclaje al dólar atiza inflación en países emergentes

| Lunes 09 junio, 2008




Anclaje al dólar atiza inflación en países emergentes


París- Es tiempo de que los países emergentes sepulten a Bretton Woods II y revalúen sus monedas contra el dólar o permitan su libre flotación, lo que probablemente llevaría al mismo resultado.
Bretton Woods, un sistema originalmente considerado una ayuda para que los países en vías de desarrollo incrementaran sus exportaciones y lograran la estabilidad de precios, ha evolucionando y se ha convertido en un monstruo inflacionario, engordado por los aumentos en los precios de los alimentos y el crudo, los subsidios nacionales, el mayor gasto de los consumidores y los titubeos de los Gobiernos ante la desaceleración económica.
Al anclar sus monedas directa o indirectamente al dólar, muchos países en vías de desarrollo padecen la inflación importada que normalmente acompaña a una moneda débil. También vinculan sus políticas monetarias a las del banco central de Estados Unidos, cuyo tipo de interés de referencia es del 2% en un país con una inflación del 3,9%.
Al vincular sus políticas monetarias a la Reserva Federal, que ha bajado los tipos de interés rápida y considerablemente para intentar evitar una recesión, los países en vías de desarrollo toman un camino que no les conviene del todo.
Cuando menos 11 economías asiáticas tienen una inflación superior a los costos oficiales de la financiación.
La inflación china se encuentra cerca de un máximo en 12 años del 8,5%, aunque el tipo de referencia del banco central del 7,5% se ha mantenido intacto desde fines del año pasado.
El tipo de referencia del Banco de la Reserva de la India es del 6%, casi dos puntos porcentuales por debajo de la inflación, mientras que el tipo interbancario nacional a tres meses de la Autoridad Monetaria de Singapur es del 1,3%, la inflación en los precios a los consumidores de la ciudad-estado es del 7,5%.
La inflación de Rusia, Arabia Saudita, la República Checa y Chile también está subiendo más rápido que los costos oficiales de la financiación.
Bretton Woods II es una frase acuñada por tres economistas de Deutsche Bank AG para describir una variante del sistema de comercio internacional y estándar de oro acordado en la conferencia monetaria y financiera de la Organización de las Naciones Unidas celebrada en 1944 en Brettwon Woods, New Hampshire. El primer sistema se colapsó a principios de los años setenta.
Tras la crisis monetaria asiática de 1997/1998 y el incumplimiento ruso de su deuda, Bretton Woods II inicialmente involucraba a los países asiáticos que anclaron sus monedas al dólar a tipos de cambio altamente competitivos y que utilizaron sus reservas internacionales para prestarle dinero a Estados Unidos comprando instrumentos financieros estadounidenses, especialmente bonos del Tesoro.
Anclar sus monedas a un dólar fuerte ayudó a esos países a controlar la inflación y dar legitimidad a sus políticas monetarias al imitar a la Fed. También absorbió la producción excedente de los países en vías de desarrollo y les permitió seguir estrategias orientadas a las exportaciones que promueven el crecimiento y el empleo. Un dólar sobrevaluado permite a los estadounidenses tomar prestado de Asia a tipos bajos, gastar más de lo que ahorran y seguir comprando importaciones baratas.
Visto así, Bretton Woods II parece un enorme programa de financiación a los vendedores, pero como un niño en una heladería, Bretton Woods II se engolosinó.
Por muchos años, la política de moneda barata, central en el concepto de Bretton Woods II, ayudó a rescatar a Asia de la deflación que acompañó la crisis de fines de los años noventa.
“No obstante, con el tiempo ha empezado a perder utilidad”, dice Chen Zhao, estratega mundial jefe de BCA Research en Montreal. “Ahora la política de moneda barata se ha convertido en el principal culpable detrás del alza en la inflación”.
A los exportadores de crudo les pagan en un dólar que ha caído un 39% contra el euro y un 25% contra la libra británica desde principios del 2001. Tradicionalmente los países del Oriente Medio han importado más de Europa que de Estados Unidos, así que eliminar el vínculo con el dólar reduciría la inflación y bajaría el costo de las importaciones de la región.
Es momento de que los países emergentes adopten políticas que les permitan contener la inflación sin anclar sus monedas al dólar y a la política monetaria estadounidense. China es la clave.
“No le conviene a ninguno del resto de los países asiáticos permitir que sus monedas suban, por la cantidad de comercio e inversión extranjera que hacen en China”, dijo Barry Eichengreen, profesor de economía de la Universidad de California, Berkley, en octubre.
Desafortunadamente, China parece renuente a actuar, y sólo ha permitido que el yuan suba un 19% contra el dólar en los últimos tres años.






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