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Amor en tiempos de fútbol

Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Lunes 31 octubre, 2016


Ambos exponentes del fútbol serán reconocidos por la devoción a sus equipos durante toda su carrera. Archivo/La República


El fútbol se encuentra en una fase terminal. Extraño sería creer esta conjetura por razones entendibles, cada año el deporte más practicado del mundo crece en seguidores y hay más dinero para gastar en infraestructura deportiva y salarios estratosféricos.

Sin embargo, no es ese fútbol el que se encuentra en estado fatídico, este es solo el cáncer que ya hace unos años hizo metástasis y se carcome la razón por la que surgió el deporte en 1863 con el nacimiento de “The Football Association” en Inglaterra.

El fútbol no es solo un juego, y así como el amor, no hay adjetivos suficientes para describir esa sensación que se apodera del cuerpo de un fanático.

Los niveles de serotonina incrementan, los poros se abren y el sudor corre por las manos que sujetan la cabeza cuando un jugador falla una acción clara de gol.

Este amor es puro desde las gradas, no hay infidelidad y la camisa y colores de un equipo son una extensión de la piel.

Este aficionado no sabe de marketing ni piensa en él. El dinero no significa nada siempre y cuando tenga los medios para disfrutar de un partido con sus similares.

Y hay que escuchar a los pioneros del deporte para entender el momento por el que pasa el deporte.

“Hoy hay una falta de interés al equipo que lo acoge, y un interés exclusivo por el dinero, al tiempo que se olvida el amor por el juego y el equipo, esto podría destruir la carrera de un jugador”, comentó Pelé, el primer gran genio con la pecosa.

Lo dice quien a pesar de tener un talento fuera de serie, jugó 19 de sus 22 temporadas como futbolista activo en el Santos de Brasil.

Quienes prometen lealtad son venerados, el resto serán del montón.

Acaso se podrá olvidar al Totti con su corazón romano, o Puyol con su coraza del Barcelona, a Giggs teñido de diablo en Manchester, a Maldini y su corazón rojinegro del Milán o a Lionel Messi, dedicado y fiel a la ciudad que lo acogió.

El resto se cuidan las piernas durante cuatro o cinco años, a sabiendas de que tendrán asegurado su futuro económico si compiten con un buen club.

“Me tienen envidia porque soy rico, guapo y un gran jugador”, aseguró Cristiano Ronaldo. Y quizá tenga todo lo que necesita para vivir bien, pero según un estudio de la consultora Schips Finanz en 2011, la mitad de los futbolistas terminan arruinados al terminar su carrera.
Su afición por el alcohol, las mujeres y el desparrame de dinero, llevaron a la quiebra al ex Inter de Milán, Cristian Vieri.

Las mismas compañías ahora tienen el descaro de comprar equipos, y no son queridos.

En Alemania, el Red Bull Leipzig es el nuevo detestado en la Bundesliga. Es el equipo “vendido”. Lo mismo sucede con el Bayer Leverkusen, hijo de la empresa químico-farmacéutica Bayer.

El multimillonario negocio de la pelota creció de la mano de la tecnología, las mejoras en la transmisión vía satélite y la creación de canales deportivos de cable, cambiando notablemente al fútbol en comparación con sus tiempos.
Algunos se dedican a ganar títulos como marca publicitaria en la cancha.


Los + fieles


Francesco Totti

Roma
1993-Actualidad

Carles Puyol
Barcelona
1999-2014

Franco Baresi
A.C. Milán
1977-1997

Sepp Maier
Bayern Múnich
1966-1979

Paolo Maldini
A.C. Milán
1985-2009

Ryan Giggs
Manchester United
1990-2014







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