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Amigos de Gadafi en América Latina

| Jueves 03 marzo, 2011




Los latinoamericanos deben pasar factura al ex presidente de Cuba y a los presidentes de Venezuela y Nicaragua por el trato cómplice con el líder de Libia

Amigos de Gadafi en América Latina

Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega saben rendirse a los pies del coronel Muammar el Gadafi, acorralado hoy por una explosión callejera de un pueblo hastiado de la represión política y de la falta de libertades, con un régimen dictatorial corrupto y sin cabida en el siglo XXI.
Los latinoamericanos deben pasar factura al ex presidente de Cuba y a los presidentes de Venezuela y Nicaragua por el trato cómplice con el líder de Libia, que aplastó a su pueblo y acudió al terrorismo de Estado, al igual que dictadores latinoamericanos y africanos y algunos gobernantes del Primer Mundo.
En una ofensa a los americanos, Chávez comparó en 2009 a Gadafi con el libertador Simón Bolívar. En una visita del dictador libio a Venezuela, y tras obsequiarle una réplica de la espada de Bolívar, Chávez se dejó decir: “Lo que es Bolívar para nosotros, es Muammar el Gadafi para el pueblo libio”.
En 1819, en lo que hoy es el poblado venezolano de Ciudad Bolívar y como parte de las guerras de independencia de Venezuela y de Colombia, el Libertador lanzó sólidos conceptos de libertad, pero alertó que “en el régimen absoluto, el poder autorizado no admite límites. La voluntad del déspota es la Ley Suprema”.
¿Déspota? ¿Qué son Gadafi, Castro, Chávez y Ortega o qué fueron Somoza, Duvalier, Pinochet, Ríos Montt o Videla? Por eso, es repudiable lo que hizo Chávez, que se quiso lucir al comparar a Gadafi con Bolívar.
En el año 2001, Castro viajó por Asia y Africa y visitó “estados paria”, como Libia, Siria, Irán y Argelia (otra dictadura hoy arrinconada), y Qatar y Malasia. En Trípoli, se solazó en alabanzas a Gadafi y su revolución de 1969, instalada diez años después de la cubana y basada en reivindicaciones nacionalistas y sin libertades civiles. Las revoluciones cubana y libia “tienen objetivos similares”, proclamó.
Atado a la misma idea, Chávez tendió un paralelismo Venezuela-Libia al recibir al coronel en 2009 y afirmó que ambas naciones “tenemos la misma trinchera, el mismo destino, la misma batalla contra un mismo enemigo (Estados Unidos) y vamos a vencer”.
Del nexo Ortega-Gadafi hay un dato clave. Raúl Reyes, segundo en las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y muerto en 2008 en un ataque militar colombiano a Ecuador, pidió a Ortega en 2003 que intercediera para que Gadafi le prestara 100 millones de dólares a la insurgencia, pagaderos en cinco años, para comprar baterías antiaéreas y enfrentar la ofensiva bélica del entonces presidente de Colombia, Alvaro Uribe. La información fue extraída de las computadoras de Reyes.
Ante los disturbios recientes en Libia, Ortega llamó presuroso por teléfono a Gadafi para expresarle solidaridad. Tras retornar al poder en 2007, Ortega y su familia han sido visitantes frecuentes en Trípoli. En 2008, Gadafi prestó un avión 707 a la familia Ortega para una gira mundial que incluyó Cuba, Venezuela, Argelia, Libia, Irán y Mali.
En un artículo del 21 de febrero, Castro defendió a Gadafi al denunciar que la crisis libia estalló por complot de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para adueñarse del petróleo de Libia. Ese día, Caracas negó que Gadafi hubiera huido a Venezuela. Ese día por la noche, Ortega afirmó que el libio buscaba dialogar con sus opositores, por lo que quedó en evidencia lo que el nicaragüense entiende por diálogo: horas antes, la Fuerza Aérea de Libia llevó la respuesta de Gadafi al reclamo popular y bombardeó Trípoli y otros poblados.
Castro, Ortega y Chávez siguen rindiendo pleitesía a Gadafi.
José Meléndez
Periodista costarricense

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