Amenaza de Facebook a Google confunde a la UE
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 09 diciembre, 2010
Amenaza de Facebook a Google confunde a la UE
La semana pasada, la Unión Europea (UE) abrió una investigación a Google Inc. por discriminar supuestamente contra servicios rivales en sus resultados de búsqueda. El año anterior, castigó a Intel Corp. con una multa de $1.330 millones. Anteriormente, en esta misma década, la UE hizo pagar a Microsoft Corp. una multa de casi $662 millones.
Al ritmo que van las cosas, en Facebook Inc. y Twitter Inc. deben de sentirse claramente nerviosos.
¿Puede la UE jugar realmente a ser el policía de la industria tecnológica global? Por supuesto que no.
Hay dos grandes problemas. Primero, los desmanteladores de monopolios de la UE no parecen tener una idea muy clara de la diferencia entre un monopolio y una empresa muy, muy exitosa. Segundo, parecen envidiosos, en el mejor de los casos, o vengativos, en el peor. Los reguladores de Europa se meten constantemente con las empresas estadounidenses más destacadas en tanto no logran alentar demasiado a los competidores de sus propios países. La política antimonopolio no debe ser una forma de equilibrar la situación industrial entre los continentes.
Google es sólo la última de una larga fila de empresas de tecnología estadounidenses que tienen problemas con los reguladores de Europa. Intel, el fabricante de chips más grande del mundo, fue multado por impedir presuntamente la competencia en el mercado de chips. En 2004, Microsoft fue multada luego de que la UE dictaminó que se estaba aprovechando de su posición dominante en los sistemas operativos utilizados para hacer funcionar las computadoras personales.
En julio, la UE entabló una investigación para establecer si International Business Machines Corp. estaba abusando de su posición como proveedor dominante de computadoras de escritorio. En 2001, la UE frenó la compra de Honeywell International Inc. por General Electric Co. en $47 mil millones por razones de competencia, pese a que ninguna de las dos empresas era europea. La lista es larguísima.
Hay dos grandes cuestiones que merecen un debate más amplio.
Primero, ¿sabe la UE si una empresa de tecnología está dominando el mercado y abusando de su poder?
Lo único que hemos aprendido en las cuatro décadas transcurridas desde que surgió la economía digital es que tiene una tendencia natural al monopolio. También sabemos que esos monopolios en general son fugaces, volviéndose por otra parte cada vez más breves con el tiempo.
Durante largo tiempo IBM pareció un monopolio, hasta que lo desbarataron Microsoft y toda una serie de empresas que podían fabricar computadoras más baratas. Después, Microsoft pareció todopoderoso hasta la llegada de Google y el resurgimiento de Apple Inc. Google tal vez parezca dominante ahora, pero Facebook está ganando terreno rápidamente. ¿Será Google tan fuerte como ahora dentro de un decenio? Mejor no apostar a que así sea.
De hecho, hay dos fuerzas operando en esto. En tecnología, hay una enorme ventaja para el que se mueve primero. La empresa que lanza primero un producto al mercado adquiere una gran ventaja sobre todas las demás. También hay un efecto de red. La gente utiliza los sistemas operativos de Microsoft porque todos lo hacen. Lo mismo pasa con Facebook. Nos conectamos con esa red social porque es donde están nuestros amigos. Una consecuencia natural de ambas fuerzas son participaciones muy elevadas en el mercado.
Si un fabricante de cemento controlara el 90% del mercado, uno podría sospechar que hay algo sucio en juego que sacó a los rivales del sector. Pero cuando una empresa tecnológica tiene una participación en el mercado del 90%, suele ser simplemente el resultado de haber llegado primero y de que todos quieran usar el mismo sitio de Internet, motor de búsqueda o programa informático.
Nueva York
La semana pasada, la Unión Europea (UE) abrió una investigación a Google Inc. por discriminar supuestamente contra servicios rivales en sus resultados de búsqueda. El año anterior, castigó a Intel Corp. con una multa de $1.330 millones. Anteriormente, en esta misma década, la UE hizo pagar a Microsoft Corp. una multa de casi $662 millones.
Al ritmo que van las cosas, en Facebook Inc. y Twitter Inc. deben de sentirse claramente nerviosos.
¿Puede la UE jugar realmente a ser el policía de la industria tecnológica global? Por supuesto que no.
Hay dos grandes problemas. Primero, los desmanteladores de monopolios de la UE no parecen tener una idea muy clara de la diferencia entre un monopolio y una empresa muy, muy exitosa. Segundo, parecen envidiosos, en el mejor de los casos, o vengativos, en el peor. Los reguladores de Europa se meten constantemente con las empresas estadounidenses más destacadas en tanto no logran alentar demasiado a los competidores de sus propios países. La política antimonopolio no debe ser una forma de equilibrar la situación industrial entre los continentes.
Google es sólo la última de una larga fila de empresas de tecnología estadounidenses que tienen problemas con los reguladores de Europa. Intel, el fabricante de chips más grande del mundo, fue multado por impedir presuntamente la competencia en el mercado de chips. En 2004, Microsoft fue multada luego de que la UE dictaminó que se estaba aprovechando de su posición dominante en los sistemas operativos utilizados para hacer funcionar las computadoras personales.
En julio, la UE entabló una investigación para establecer si International Business Machines Corp. estaba abusando de su posición como proveedor dominante de computadoras de escritorio. En 2001, la UE frenó la compra de Honeywell International Inc. por General Electric Co. en $47 mil millones por razones de competencia, pese a que ninguna de las dos empresas era europea. La lista es larguísima.
Hay dos grandes cuestiones que merecen un debate más amplio.
Primero, ¿sabe la UE si una empresa de tecnología está dominando el mercado y abusando de su poder?
Lo único que hemos aprendido en las cuatro décadas transcurridas desde que surgió la economía digital es que tiene una tendencia natural al monopolio. También sabemos que esos monopolios en general son fugaces, volviéndose por otra parte cada vez más breves con el tiempo.
Durante largo tiempo IBM pareció un monopolio, hasta que lo desbarataron Microsoft y toda una serie de empresas que podían fabricar computadoras más baratas. Después, Microsoft pareció todopoderoso hasta la llegada de Google y el resurgimiento de Apple Inc. Google tal vez parezca dominante ahora, pero Facebook está ganando terreno rápidamente. ¿Será Google tan fuerte como ahora dentro de un decenio? Mejor no apostar a que así sea.
De hecho, hay dos fuerzas operando en esto. En tecnología, hay una enorme ventaja para el que se mueve primero. La empresa que lanza primero un producto al mercado adquiere una gran ventaja sobre todas las demás. También hay un efecto de red. La gente utiliza los sistemas operativos de Microsoft porque todos lo hacen. Lo mismo pasa con Facebook. Nos conectamos con esa red social porque es donde están nuestros amigos. Una consecuencia natural de ambas fuerzas son participaciones muy elevadas en el mercado.
Si un fabricante de cemento controlara el 90% del mercado, uno podría sospechar que hay algo sucio en juego que sacó a los rivales del sector. Pero cuando una empresa tecnológica tiene una participación en el mercado del 90%, suele ser simplemente el resultado de haber llegado primero y de que todos quieran usar el mismo sitio de Internet, motor de búsqueda o programa informático.
Nueva York