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Sábado, 14 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Algo de lo que hicimos bien

| Martes 17 diciembre, 2013




Ocupamos el primer lugar en Norte y Centroamérica en producir energías renovables, por encima de Canadá, México, Estados Unidos y El Salvador. Aprendamos de la experiencia


Algo de lo que hicimos bien


Enrumbar a Costa Rica por la vía de la producción de energías renovables, que tantos frutos ha dado, una vez más nos pone en un lugar privilegiado en desempeño energético de Norte y Centroamérica.
Ocupamos el primer lugar en producir energías renovables según un ranking publicado por este medio ayer, por encima de Canadá, México, Estados Unidos y El Salvador, que ocupan los sitios dos, tres, cuatro y cinco respectivamente.
Esto es gracias a la visión de gobiernos del siglo pasado, y más recientemente incluso, al inicio de generación eléctrica eólica, entre otras.
El logro es aún más valioso si tenemos en cuenta que se alcanza a pesar de que hace algunas décadas se le prohibió al ICE realizar las inversiones que tenía planificadas para continuar con una expansión que garantizara al país energía hidroeléctrica todo el año.
Hoy, el ICE tiene “permiso”, nuevamente, para hacer lo que debe, pero como se lo dieron con años de retraso, deberemos esperar aún para que las nuevas plantas que se construyen eviten que en ciertos momentos de la estación seca haya que producir electricidad quemando petróleo.
La historia, con sus aciertos y errores, debe aportar siempre el necesario antecedente para entender el presente. Y esto no debe hacerse con el mero afán de crítica destructiva, sino para aprender y superarnos.
Hoy es bastante usual que se analice o se critique la quema de bunker por parte del ICE en días en que faltan lluvias, omitiendo la razón de ser del problema: se le había prohibido a la institución expandirse a tiempo para no tener que hacerlo.
En esto como en tantas otras cosas, lo mejor será que aprendamos de las pasadas experiencias para no cometer errores.
En varias instituciones públicas el funcionamiento no da buenos resultados en cuanto al servicio que deben prestar a la población. En ciertos casos, ni siquiera es necesaria la existencia de la institución (casos de doble función entre otras).
Pero en el caso de algunas entidades que brindan servicios vitales para los costarricenses, que no resultan rentables para el sector privado porque han de ser universales y solidarios, lo más recomendable es que se hagan los esfuerzos necesarios para que dichas instituciones funcionen bien.
Ellas deben brindar mejores servicios a menor costo. Pero sus proyectos de expansión, cuando se justifican, no deben ser obstruidos, como pueden ser los casos de salud y educación.
 







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