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Adolescentes en las redes

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 15 agosto, 2011




Adolescentes en las redes
Un estudio asocia a las redes sociales con la falta de empatía, el narcisismo, y la depresión en los jóvenes

“¿Qué estás pensando?”. Miles de adolescentes responden cada día a esta pregunta en Facebook, una red social que es tanto refugio para tímidos y escaparate para narcisistas como dolor de cabeza para unos padres alarmados por los estudios que relacionan la plataforma con el fracaso escolar y la depresión.
El último en advertir sobre los efectos negativos de Facebook en los más jóvenes ha sido Larry Rosen, un investigador de la Universidad de California especializado en redes sociales que intenta explicar cómo se comporta la generación “nativa digital” a sus predecesoras: las que conocieron el mundo sin tuiteos, Internet, ni teléfono móvil.
“No hay una fórmula mágica. Los padres deben hablar con sus hijos sobre lo que hacen en Internet, pero sin criticarlos”, explicó Rosen.
Desde que se popularizó Facebook, y como había ocurrido antes con los videojuegos o los mensajes de texto, comenzó a temerse que la adictiva red social afectara al rendimiento escolar de los jóvenes. Ahora Rosen no solo lo confirma sino que añade nuevos miedos: uno de sus estudios asocia la plataforma con la falta de empatía, el narcisismo, y la depresión en la adolescencia.
No obstante, el tipo de investigación basada en cuestionarios respondidos por 1.000 adolescentes no permite identificar el orden de los factores: ¿Facebook provoca ciertos trastornos psicológicos, o es más popular entre los adolescentes que los sufren?
Ferran Masip, psicólogo clínico por la Universidad de Columbia, descarta que Facebook, por su naturaleza, pueda “causar algo”, pero considera que sí puede potenciar una predisposición.
Es el caso de los que tienen rasgos narcisistas, que encuentran en la plataforma una “gran herramienta” para alimentar este trastorno de la personalidad.
“El narcisista tiene una autoestima muy baja, necesita retroalimentarse en exceso. Y Facebook se basa precisamente en eso: el perfil es tu presentación al mundo, tu escaparate: es un continuo yo, yo y yo”, explicó Masip.
Las alarmas también suenan alrededor de la relación de Facebook con la depresión, un vínculo que Masip rechaza. “La depresión es un fenómeno mucho más complejo, y Facebook solo es un escenario más de la vida de quienes la padecen”.
Más evidente parece ser el papel de la gigantesca red social en el comportamiento de los adolescentes tímidos o con escasas habilidades sociales, quienes, según Rosen, ven en Facebook el refugio ideal para mantener relaciones sociales sin el riesgo ni la exposición inherentes al tú a tú de toda la vida.
Para el investigador, este refugio es un laboratorio social donde muchos jóvenes aprenden a socializar. Para Masip, el refugio esconde un peligro: si los adolescentes se encierran en ese espacio de seguridad, no ejercitarán unas habilidades comunicativas que ya de por sí tienen mermadas.
El estudio de Rosen, que detectó mayor falta de concentración entre los adolescentes que usan Facebook con asiduidad, ha resucitado una preocupación que siempre ha planeado en torno a Facebook: ¿favorece el fracaso escolar?.
“Los jóvenes hacen sus tareas en el ordenador y tienen tantas ventanas abiertas que es muy difícil que se concentren”, esgrimió Homa Tavangar, autora del libro “Growing up global”, con el que recorre las escuelas de Estados Unidos para enseñar a padres, profesores y alumnos cómo construir comunidades conectadas de manera global.
“Ni la globalización ni Facebook son negativos por sí mismos. Es nuestra actitud hacia esta nueva realidad de continua conexión la que puede serlo”, esgrimió Tavangar, que asesora a los padres estadounidenses desde organizaciones como KidsHealth.org, PBS Parents, y Education First (EF) Foundation.
“Mi consejo es que no luchen contra Facebook, porque ya es parte de la vida de sus hijos. Lo que deben hacer es aprender al máximo sobre las redes sociales y compartir también esa esfera de la vida con ellos”, explicó Tavangar, que es “amiga” de sus tres hijas en Facebook, una condición “sine qua non” para permitirles unirse a la plataforma.
“Es nuestro deber como padres saber qué hacen también en la esfera digital. Como también lo es enseñarles alternativas de uso positivas, que vayan más allá de compartir las fotografías de la fiesta del fin de semana”, concluyó.

Washington/EFE






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