A Saprissa le tocó bailar con la “más fea”
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 02 mayo, 2019
Faltaban diez minutos para que se cerrara la fecha 22 del Clausura y los 1284 “periodistas deportivos del país”, entre los que me encuentro, se frotaban las manos al anunciar una de las semifinales entre Herediano y Saprissa.
“La otra”, así como la amante en un triángulo amoroso, la jugarían San Carlos y Pérez Zeledón.
Sin embargo, Luis Marín, técnico de los Toros, tenía un propósito distinto que no era otro que sostener la cima de la clasificación. San Carlos perdía 1-0 con Carmelita; Saprissa goleaba a Grecia y el reloj avanzaba inmisericorde.
El estratega norteño sacó a sus volantes centrales Roberto Córdoba y Christian Martínez, metió dos delanteros, Marco Mena y Rashid Chirino, y formó un cuarteto ofensivo al lado de Villalobos y Saborío que resultó demoledor.
En siete minutos San Carlos le dio vuelta a la tortilla, le clavó tres “pepinos” a los carmelos, los hundió en el descenso y secó la alegría de los fanáticos del Monstruo, que saboreaban la cima de la clasificación y ese lugar seguro a la final por el título.
Así las cosas, Saprissa cambió de adversario y, en lugar del Team, le tocó Pérez Zeledón, el equipo más incómodo del campeonato.
Sí existe un equipo en el fútbol costarricense que sabe a lo qué juega, ese es Pérez Zeledón. Los Guerreros del sur llevan impresa la etiqueta de su cuerpo técnico: José Giacone y Omar Royero, fanáticos del orden táctico y de la filosofía de que los mejores equipos del mundo se construyen “desde atrás”.
Los generaleños son un conjunto práctico, serio, ordenado, puede que aburrido, hasta que Jeykel Venegas saca el sombrero de mago y lanza conejitos al aire. Ahora lo ayudan Rafa Rodríguez y José Sánchez.
Equipo disciplinado, estructurado, paciente, le “encanta” empezar perdiendo y después darle vuelta al resultado, suma al mejor portero del torneo, Bryan Segura, una tripleta de defensores centrales sólida con Edder Monguío, Keylor Soto y Dennis Castillo, y atacantes centrales con un biotipo similar: Cazal, Mitchel y Wright, altos, espigados, potentes, cazadores de centros, tiros de esquina y bolas muertas.
A Saprissa puede que no le alcance la forma de juego bonita del Paté porque para domar a estos Guerreros se necesita muchísimo más que practicar un fútbol alegre y lúcido.
Creemos que el mejor antídoto para bloquear a PZ es ser tácticamente mejores que ellos, misión bien difícil.
gpandolfo@larepublica.net
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