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Domingo, 15 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Vía intermedia, justa y productiva

| Lunes 14 enero, 2013




Es necesario hacer que la productividad crezca siempre, pero las ganancias que genera deben ser bien distribuidas para que todos puedan beneficiarse


Vía intermedia, justa y productiva

Más allá del desenlace que tenga la situación actual de Venezuela, con o sin Hugo Chávez, podemos ver ya un legado que los 13 años de chavismo dejan: la ira y frustración de las víctimas de la pobreza, conducen al extremismo. Y de él, nada bueno se deriva.
Un futuro gobierno en Venezuela debería ya saber entonces, que la vía a transitar debe ser la que lleve a lograr un país productivo pero justo.
Una lección de la cual deberíamos aprender mucho y también en Costa Rica en donde una parte de la sociedad sufre hoy por el aumento de la pobreza y la desigualdad.
Es necesario hacer que la productividad crezca siempre, pero las ganancias que genera deben ser bien distribuidas para que todos puedan beneficiarse.
Cuando ocurre lo contrario, y las políticas conducen a que solo algunos sectores se favorezcan con la prosperidad, aparece la violencia social en sus diversas formas y pueden surgir corrientes extremistas que acaben con el clima que permitió la bonanza. Ocurrió en Venezuela.
La inteligencia de un líder político que comprenda la necesidad de encontrar un camino intermedio que favorezca a toda la sociedad, y que sea capaz de ponerla en marcha por ese camino, conciente de su beneficio, es la poderosa llave que abre la puerta a la paz social y a la estabilidad que permiten gobernar y multiplicar la productividad.
Al contrario de esto, en Venezuela hubo administraciones anteriores a Chávez que con sus políticas dañaron severamente el poder adquisitivo de millones de personas y cuando estas se manifestaron hubo miles de muertos para refrenarlas. Mientras tanto había corrupción que llevó incluso a que se condenara a un gobernante por malversación de fondos.
Lo que sucedió entonces lo conocemos. La llegada de Chávez al poder significó para muchos mejorar su calidad de vida pero no cesó la corrupción e ineficiencia, entre otros problemas.
Es por eso que decimos que hay una lección que aprender, aunque por otro lado sea poco el impacto del chavismo en el mundo.
Los sectores populares toman cada vez mayor conciencia de que pueden forjar su destino y esto, en vez de conducir a extremos, debería ser aprovechado por líderes que deseen trabajar por una sociedad democrática, productiva y justa.







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