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Viernes, 13 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Sin agua, no hay desarrollo

| Lunes 30 julio, 2012





Las políticas sobre el agua han de ser acertadas, claras y transparentes, los controles estrictos y el proyecto educativo inmediato para que dé resultados a tiempo

Sin agua, no hay desarrollo


Desarrollo sin agua fue un preocupante tema que este medio abordó la semana anterior, justamente cuando celebramos el 188 aniversario de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica.
Pero no solo Guanacaste se enfrenta al problema. La situación de esa provincia hoy es una señal de lo que podría sufrir todo el país si seguimos por el camino del desperdicio, la contaminación y la falta de planificación de las prioridades.
La nueva ola económica que hoy crea buenas expectativas en Guanacaste pone en evidencia la consecuencia de haber impulsado todo ese desarrollo en la región sin planificación sobre las necesidades que generaría y la principal es el agua. Las consecuencias ya se sufren ahí.
También se incrementa la construcción en la provincia del norte al ritmo de más comercio, industrias y oficinas, entre otros.
Un crecimiento económico que así mismo se da en otras zonas del país y que necesitamos porque trae empleo, mejores condiciones de vida y mayores recursos para las múltiples necesidades de una Costa Rica que desea superarse.
No obstante si, al igual que lo hicimos antes, impulsamos un desarrollo sin planificación, sin orden, sin prioridades, lamentablemente tendremos enfrente muchos problemas no solo en Guanacaste sino en todo el territorio nacional y entre ellos, el principal será el agua potable, asociado por su naturaleza a la salud.
Sin embargo, en una nación como Costa Rica, con las características geográficas y climatológicas que la caracterizan, llegar a sufrir por falta de suficiente agua potable es algo que solo puede darse si quienes asumen la responsabilidad de dirigir el país no hacen lo correcto.
Planificar, definir el uso del suelo, proteger las fuentes de agua desde su origen y en todo el territorio nacional, establecer prioridades, crear la infraestructura de almacenaje y distribución necesaria, limpiar todo lo que irresponsablemente hemos contaminado y detener esa profanación al líquido vital sin el cual no subsistimos, es parte de la responsabilidad de las autoridades.
Pero la conciencia clara de lo que tiene que hacerse la debemos tener todos y cada quien desde su posición en la sociedad está obligado a cumplir con su parte en esta misión.
Las políticas han de ser claras, transparentes. Los controles estrictos y el proyecto educativo inmediato y eficiente para que pueda dar resultados a tiempo.










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