Necesitamos una ley de investigación
María Luisa Avila avilaaguero@gmail.com | Jueves 01 marzo, 2012

Investigar y publicar, no es un privilegio o un negocio, es una obligación de todo profesional que quiere generar conocimiento para ayudar a otros, y en el campo biomédico es una responsabilidad ética y científica
Necesitamos una ley de investigación
Publica o perecerás: el vínculo entre investigación y publicación, fue la frase que más me impactó al escuchar la presentación de la Dra. Olga Arguedas en el auditorio del Hospital Nacional de Niños, y es que desde hace ya tres largos años la investigación, y por ende las publicaciones, en el país están estancadas.
Lo anterior debido a una acción de inconstitucionalidad que interpuso un ciudadano al reglamento que regía la materia. Reglamento que, dicho sea de paso, era un excelente instrumento que permitía el desarrollo de tan importante actividad y a la vez protegía los derechos de los participantes.
Hoy, tres años después, Costa Rica no solo ha perdido empleos de calidad y divisas, sino la oportunidad de ser reconocido como un país que genera conocimiento, y lo comparte. La investigación que no se realiza en el país, no es solo la que cuenta con patrocinio de empresas farmacéuticas, sino los estudios de investigación multinacionales y colaborativos con fondos de prestigiosas universidades y centros científicos de muchos países con los cuales teníamos vínculos.
Hoy, tres años después, diferentes leyes duermen el sueño de los justos en la Asamblea Legislativa a la espera de ser alguna de ellas aprobada.
El panorama es tan crítico que entre los años 2009-2010, —nos informa la Dra. Arguedas— solo 49 publicaciones nacionales aparecieron en prestigiosas revistas internacionales, de ellas la gran mayoría procedía del Instituto Clodomiro Picado (15) y solo nueve de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), cuatro de las cuales eran publicaciones del Hospital Nacional de Niños. Las publicaciones de la CCSS fueron reportes de casos, epidemiológicos sencillos o revisiones de tema, que representan el eslabón más básico de la cadena de investigación. Sin embargo, es de reconocer la constancia de estos autores que a pesar de la adversidad hacen un supremo esfuerzo para publicar.
Investigar y publicar, no es un privilegio o un negocio, es una obligación de todo profesional que quiere generar conocimiento para ayudar a otros, y en el campo biomédico es una responsabilidad ética y científica.
Se genera conocimiento y de ello depende la vida y la salud de muchos, además del avance de la ciencia.
En los países desarrollados se impulsa la investigación y más bien se considera que la ausencia de ella es un mal síntoma, en el nuestro más bien le ponemos trabas y descalificamos a quienes se dedican a ella. ¡Supremo error y horror!
Esperemos que los actuales señores y señoras diputados tomen muy en serio la necesidad de aprobar una Ley de Investigación, que permita de una vez por todas el desarrollo de la investigación paralela a la protección de los participantes de la misma, cumpliéndose los principios básicos de autonomía, beneficencia y justicia, que no es otra cosa más que el respeto por el ser humano.
¡Publica o perecerás! Espero que la investigación en el país no perezca en las garras del oscurantismo y la eterna discusión.
María Luisa Avila
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