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Mujer feliz y plena

Tatiana Fernandez tfernandez@larepublica.net | Sábado 08 marzo, 2014


La revolución sandinista y la guerra en Centroamérica marcaron a Mishelle y la hicieron decidirse por el periodismo.Esteban Monge/La República


Recuerda con orgullo las dificultades para surgir

Mujer feliz y plena

El trabajo duro, la educación y el amor a Dios, son sus pilares

Llevar el estandarte de lucha convierte a Mishelle Mitchelle en icono del empoderamiento, y referente para el despertar de la convicción de otras emprendedoras con deseos de crecer, hoy en el Día Internacional de la Mujer.
Escucharla hablar de su querido Limón, y de cómo anhela su vida de niña corriendo por las calles caribeñas, es tan místico, como su deseo de que las mujeres logren ser reconocidas y valoradas como profesionales.
Con la gratitud hacia Dios por todo lo que ha vivido, esta comunicadora ha logrado labrarse su camino, con mucho esfuerzo, dedicación, estudio y sin dejar de lado los valores que le inculcaron desde niña sus padres.

¿Cómo era Mishelle de niña?
Siempre fui muy hablantina, pero no amiguera. Fui de las niñas afortunadas que pueden crecer y tener vida de barrio, por eso sé lo que es jugar quedó, ladrones y policías. Puedo decir que mi niñez fue privilegiada, de la que muchos niños no pueden disfrutar ahora.

¿Qué la hizo decidirse por el periodismo?

Para Mishelle falta educar mejor a nuestras niñas para que se valoren más y no sean vistas como mercancías, lo cual debe iniciar por el hogar, incluyendo nuestros padres y familiares más allegados.Esteban Monge/La República

Me encantaba ver noticias y leer las cosas que mis papás dejaban por ahí. Viendo los telenoticieros de aquel entonces fue como me enamoré de la idea de ser periodista y además, el reconocer la capacidad de la elocuencia me ayudó a inclinarme por el periodismo.

¿Cómo se define como persona?
Soy una mujer feliz, independiente, muy trabajadora, honesta, agradecida con la vida y diosdependiente 100%.

¿Ha evolucionado la equidad de género en el país?
Hemos avanzado pero todavía estamos en deuda. Aún persisten diferencias entre los ingresos de los hombres y mujeres que realizan las mismas funciones. Donde sí ha habido avances importantes es en el reconocimiento, protección y tutela de los derechos de las mujeres, aunque todavía es un camino que está en proceso.

¿Qué falta para obtener tratos igualitarios?
Yo no aspiro a que hombres y mujeres sean iguales, porque nuestra visión de mundo y sensibilidad, para mí, más bien es de celebrar. Las mujeres nos merecemos la oportunidad de poder tener acceso al desarrollo profesional, académico, yo creo que eso hace falta todavía.

¿Cuáles herramientas existen para empoderarse como mujeres?

Educación. Una educación que esté afincada en los valores, es algo que se tiene que construir en el hogar.

¿Siente usted que ha logrado ser valorada como mujer?
Sí, aunque todavía en 2014 uno se encuentra trogloditas con corbata, gente que todavía piensa de una manera muy retrógrada y que vuelve a ver a una mujer como un objeto.

¿Qué tuvo que pasar para lograr lo que es ahora?
Soy una mujer afortunada, Dios me ha abierto muchas puertas a través de mi carrera; pero sí ha habido mucho esfuerzo, estudiar más, especializarme creo que fue algo importante, estar muy enterada de las cosas y no tomar a la ligera los temas. Eso me sirvió para llegar a donde estoy.

¿Se imaginó estar donde está ahora?
No. Y por eso soy afortunada y estoy agradecida con la vida. Dios me ha abierto todas estas puertas.

¿Cómo evalúa su trabajo?
Creo que ha sido bueno, serio, con mucha ecuanimidad y no haciendo del ejercicio periodístico un espectáculo. En los lugares que he estado, me he comprometido.

¿Qué ha cubierto que nunca se le va a olvidar?
No es una noticia en particular, sino una situación: cuando se tienen que contener las lágrimas. ¿Cómo se hace, cuando algo te duele tanto y estás frente a cámaras? A mí los femicidios me pegaban y hubo una época donde se daban todos los días.

¿Cuál fue el momento más duro en su labor?
La noticia que más me dolió, fue cuando mataron a una de mis mejores amigas. Ahí salió Mishelle, no la periodista. Me apena decirlo, pero perdí el control en su momento, porque era una persona muy allegada y darme cuenta ahí mismo quién era, hizo que me quitara la capota de periodista y me acordara de ser amiga. Fue un momento muy angustioso.

¿Cuáles son sus ideales de ahora hacia adelante?
Me encantaría trabajar en algún medio fuera, ese es como el pendiente que me queda. Me encantaría ver una mujer afrodescendiente en la televisión internacional y me encantaría tener la oportunidad de serlo. Si Dios me abre esa puerta, estaría muy agradecida, porque esa América Latina diversa no se ve.

¿Qué le falta hacer como mujer?
Si muero hoy, estoy feliz y agradecida. Tengo dos hijos maravillosos, uno a punto de graduarse de quinto año, quiero verlo piloto y ser su pasajera; y quisiera ser cómplice de algún proyecto de mi hija que sueña con ser arquitecta. Quisiera verme en una nueva relación ya consolidada y ya la estoy construyendo.

¿Qué les dice a los nuevos periodistas?
Es una apuesta arriesgada y hay que apostar a arriesgarse. Cualquiera puede entrar a esta carrera, destacar es otra cosa. El mercado está saturado de mucha gente que quiere figurar antes que servir y ostentar credibilidad es un proceso que se construye con mucha paciencia y tiempo.

Tatiana Fernández
tfernandez@larepublica.net
@tfernandezLR

 

 

 

 







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