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Fértil mercado negro en cigarros y licores

| Jueves 18 julio, 2013




Cervezas, vinos y cigarros entre los que más entran ilegalmente al país

Fértil mercado negro en cigarros y licores

En solo cinco meses se decomisaron 73 mil litros de alcohol

Decomisar licores y cigarros antes de que lleguen a los comercios en el país es la nueva estrategia de las autoridades. Fotomontaje Jean Carlo Castro/La República

El consumo de licor y cigarros en el país se abastece en buena parte por el contrabando de ambos productos, que no pagan impuestos y se venden más baratos en locales clandestinos.
Regular estas dos actividades y controlar el consumo son los objetivos por los cuales el año anterior se aprobaron dos leyes: una antitabaco y otra de licores; sin embargo, el mercado negro sigue moviendo cigarros y botellas a Costa Rica.
Las cervezas son la bebida alcohólica más decomisada en los primeros cinco meses del año por la Policía de Control Fiscal en las fronteras terrestres.
Un hombre toma en promedio seis litros de alcohol al año en Costa Rica, mientras que una mujer no llega a los dos litros, revela un estudio de Flacso sobre consumo de licor en América Latina.
Estos niveles son medios, si se comparan con los diez litros que en promedio consumen los brasileños.
Aun así, este consumo local es suficiente para promover una demanda de licor de contrabando, en la mayoría de los casos proveniente del la frontera sur. Los puntos más críticos son Paso Canoas y San Vito de Coto Brus.
En los primeros cinco meses del año se reportaron 73 mil litros de licor decomisados por fraude aduanero o contrabando, destacan bebidas finas como champán, brandy y ginebra.
Sin embargo, la preferencia también se relaciona directamente con los licores que contrabandean en el país. La cerveza es la más buscada y por eso se contabilizan cerca de 57 mil litros de este tipo en poder de la Policía Fiscal.
Por otra parte, el vino y el vodka también ingresan en importantes cantidades al país, algunas de estas botellas son vendidas al menudeo; es decir, a clientes que los compran en locales clandestinos; otra parte de los cargamentos se queda en bares a menor precio.
Una botella de ron que ingresó al país sin pagar impuestos y de forma ilegal puede costar hasta ¢10 mil menos que una de la misma marca.
Comercializar cigarros y habanos baratos también es una actividad ilícita que se da en el país. El impuesto al tabaco aumentó el precio de cada cajetilla en ¢400 el año anterior, de esta forma el paquete de 20 unidades llegó en promedio a ¢1.500.
Quienes fuman sintieron un golpe importante en estos productos ya que pasaron de pagar en algunos casos menos de ¢1.000 a gastar más dinero por el mismo paquete; por esa razón los cigarrillos de contrabando abastecen a los fumadores.
Una caja de cigarros que no pagó impuestos o que proviene de un fraude aduanero se puede conseguir hasta en ¢400 lo que representa menos gastos para los fumadores por el mismo producto.
Los primeros seis meses de este año dejaron 7.800 cigarrillos decomisados y poco más de 4 millones de cigarros que se encuentran retenidos mientras se esclarece su procedencia.
Aunque el ingreso de paquetes de cigarros al país disminuyó un 86% en los últimos tres años, todavía existe un mercado importante que ingenia métodos para traer los productos sin pagar impuestos y evadir los controles.
Dos leyes aprobadas el año anterior tienen como objeto reducir el consumo de tabaco y controlar el de licores en un país que durante décadas mantuvo ambas actividades comerciales por la libre con restricciones básicas.

     

Manuel Avendaño
mavendano@larepublica.net   







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