El orden internacional de la postguerra es inviolable
| Sábado 15 febrero, 2014
Estamos dispuestos a trabajar junto con el resto del mundo para salvaguardar conjuntamente la justicia histórica y la paz mundial
El orden internacional de la postguerra es inviolable
El 26 de diciembre de 2013, el Primer Ministro Japonés Shinzo Abe, haciendo caso omiso de la fuerte oposición de China y de otras partes, descaradamente rindió homenaje al Santuario Yasukuni, donde se honra a los criminales de Clase-A de la Segunda Guerra Mundial. Esta acción ha sido fuertemente condenada por la comunidad internacional por constituirse en un descarado desafío a todos los pueblos víctimas de la guerra militarista japonesa de agresión y a los resultados de la Segunda Guerra Mundial y al orden internacional de la postguerra. La acción de Abe está dirigiendo a Japón por un camino extremadamente peligroso y ha socavado gravemente la paz y la estabilidad regionales, de ahí que ha sido el objeto de la fuerte oposición por parte de sus vecinos asiáticos.
El Santuario Yasukuni fue el instrumento espiritual y símbolo del militarismo japonés en su guerra de agresión y la dominación colonial durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta la fecha, todavía se aferra a su alegación de que la agresión está “justificada” y venera piadosamente a 14 criminales de Clase-A de la Segunda Guerra Mundial como “héroes”, haciendo todo lo posible para pregonar la visión militarista de la historia. Al rendir homenaje al Santuario Yasukuni en calidad de Primer Ministro de Japón, Abe está tratando de avivar la arrogancia y ferocidad de los criminales de la guerra de agresión. Esto ha puesto de pleno manifiesto su naturaleza derechista, relevando que 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón sigue sin entender y tratar correctamente su agresión del pasado. Esto es un intento de anular el juicio justo sobre el militarismo japonés hecho por la comunidad internacional después de la guerra y de cuestionar los resultados de la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional de la postguerra.
Solo con un enfoque acertado para el pasado, el futuro podrá ser abrazado. En diciembre de 1970, el entonces Canciller federal alemán Willy Brandt se arrodilló ante el Monumento al Holocausto en recuerdo de las víctimas judías en Varsovia para pedir perdón por los crímenes cometidos por los alemanes en la guerra, gesto que conmovió a Europa y al mundo entero. Los sucesivos gobiernos de Alemania no solo han asumido las responsabilidades de la guerra sino que también han pedido disculpas con toda sinceridad y adoptado toda medida para que los jóvenes conozcan plenamente las atrocidades de la Alemania nazi y sepan visualizar correctamente esa historia vergonzosa. Sin embargo, en los últimos 70 años, Japón no ha hecho nada para aliviar los graves daños causados por su guerra de agresión a los pueblos asiáticos. La guerra de agresión contra China desatada por el militarismo japonés ha infligido irreversibles calamidades sobre el pueblo chino, y el ejército japonés invasor cometió la Masacre de Nanjing y muchas otras atrocidades horribles. China sufrió nada menos que 35 millones de muertos y heridos y $600 mil millones en pérdidas directas e indirectas. Japón es el vecino de China. Estamos dispuestos a desarrollar relaciones normales de buena vecindad y de amistad con el pueblo japonés. Cuando China y Japón normalizaron sus relaciones diplomáticas en 1972, los dirigentes chinos hicieron la importante decisión de no exigir compensaciones de guerra de Japón. Esto es porque creemos que los crímenes y las responsabilidades de la guerra de agresión contra China deben ser asumidos por el pequeño puñado de militaristas, y que el pueblo japonés también son víctimas de la guerra. Sin embargo, Abe se ha negado a asumir las responsabilidades históricas ni a reconocer los crímenes cometidos por Japón. En cambio, ha sido tan atrevido como para adorar los criminales de guerra de la Clase-A. Esto ha dañado severamente y subvirtió la base política de las relaciones entre China y Japón.
Los resultados victoriosos de la guerra mundial antifascista y el orden internacional de la postguerra se lograron a expensas de la vida y sangre del pueblo de china y del mundo. Nunca permitiremos a Japón a revocar el veredicto de su historia de agresión ni a volver atrás la rueda de la historia. Estamos dispuestos a trabajar junto con el resto del mundo para salvaguardar conjuntamente la justicia histórica y la paz mundial.
Song Yanbin
Embajador de China en Costa Rica