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CHISPORROTEOS

Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Miércoles 06 marzo, 2013


Quedó demostrado esa noche (inauguración Juegos Olímpicos Centroamericanos) que en Costa Rica, si los encargados de organizar algo son serios, capaces, y trabajan con deseos de acertar y no de lucrar, el resultado es estupendo


CHISPORROTEOS

No me queda la menor duda de que quienes organizaron y dirigieron los actos de inauguración de los Juegos Olímpicos Centroamericanos que se están celebrando se lucieron, y por supuesto quienes participaron en ellos y lograron el merecido aplauso del público.
Pocas veces se ha visto aquí un espectáculo tan hermoso, tan audaz que el que nos obsequiaron esa noche. Logró que recordáramos, guardadas las proporciones, el que organizaron los británicos para inaugurar hace pocos años los Juegos Olímpicos de Londres.
Lo que quedó demostrado esa noche es que en Costa Rica, si los encargados de organizar algo son serios y capaces, y además trabajan con empeño y deseos de acertar y no de lucrar, el resultado es estupendo.
Vayan pues entusiastas felicitaciones para todos los que tuvieron algo que ver con ese magnífico espectáculo, incluidos naturalmente los actores, bailarines y atletas a quienes el público aplaudió con fervor.
Pero como nada hay perfecto en este mundo, se produjo un pequeño incendio en el techo del Estadio Nacional, y me complazco en reconocer la rapidez con que la Municipalidad de San José ha acudido a afirmar que se encargará de la reparación. Todo eso me ha hecho sentirme en la Costa Rica de las décadas de los cincuentas y sesentas del siglo pasado.
¿Por qué? Porque aunque con frecuencia esto se olvide, La Sabana, el mejor parque de la capital, es necesariamente municipal, como todos los parques de la ciudad (salvo la Plaza de la Cultura que es privada y propiedad del Banco Central).
No sólo La Sabana es municipal, no del gobierno, sino que hay una ley específica de 1994, que prohíbe hacer edificaciones en ella, pero en uno de esos gestos que le gustan al diputado Fabio Molina, la Sala Cuarta decidió una vez que construir un nuevo edificio o estadio donde anteriormente hubo uno, no es construir una nueva edificación en La Sabana, y el nuevo estadio de los chinos fue construido allí y no en el magnífico lote de 18 manzanas que el Estado costarricense (parte la Municipalidad josefina y parte el INVU) posee entre La Sabana y las ciudadelas de Hatillo, y donde desde décadas atrás se venía hablando de construir un gran parque deportivo. Una de las ocasiones, hay que repetirlo, en que la Sala Constitucional ha fallado un disparate para complacer intenciones gubernamentales o de ciertos personajes.
Por cierto que hace rato la Municipalidad de San José debió propiciar la emisión de una ley que aclare de una vez por todas que La Sabana es municipal y no nacional, como es natural que lo sean todos los parques de una ciudad.
Bien, de lo que se trataba era de felicitar a los organizadores del gran espectáculo, y a todos quienes participaron en él. Lo he hecho, y sólo quiero agregar que ojalá, en lo sucesivo, actos como esa inauguración, se logre hacerlos con la seriedad, el entusiasmo y la belleza de lo que vimos el domingo pasado.

Alberto F. Cañas

 

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