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El plantón

Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 13 junio, 2012



Hablando Claro
El plantón

En 1965 los caficultores de Dota asumieron el riesgo de globalizarse. Claro que en aquel tiempo no se usaba tan rebuscado término para referirse a la osadía exportadora.
El caso es que 47 años atrás don Emigtio (Millo) Mata enlazó su determinación con los hermanos Hunzelmann de Stuttgart. Ellos se convencieron de que el café de las alturas de Los Santos era tan, pero tan bueno que podía conquistar los exigentes paladares de la emblemática ciudad germana, conocida no solo por su dedicación a la investigación científica y la industria automovilística, sino también por sus especialidades culinarias. Y no se equivocaron. Establecieron una relación que fue consolidándose con el tiempo mucho más allá de los negocios y que perdura como una entrañable amistad que une a dos pueblos a pesar de la ausencia terrenal de aquellos pioneros. Hoy Hochland Kafee Hunzelmann adquiere el 25% de la producción anual de Coopedota (equivalente a 10.300 quintales de café) que produce granos 100% resultado de prácticas sostenibles que hacen que sean catalogados como gourmet y boutique. Pero además, también el único café carbono neutral de todo el mundo. Sí, el único.
Por todo esto no es de extrañar que cuando Martina Hunzelmann se refiere al café que comercializa en muy variadas y elegantes formas, lo hace con genuino afecto y sentido de pertenencia. “My lovely Dota”, es su orgullosa manera de externarlo.
Conociendo esto, uno entiende por qué en la edición del Bild Stuttgart del 25 de mayo pasado se tituló con total incredulidad: ¡Esperando a Chinchilla!
Se trataba de la crónica del inexplicable plantón que para los alemanes significó que la mandataria costarricense hubiera dejado a la Sra. Hunzelmann con los manteles puestos en su reconocida cafetería “Holanka Bar”, luego que le fuera cancelada minutos antes de la hora prevista y confirmada, la visita presidencial. Según el diario, doña Laura haría una pequeña parada de descanso para tomar una taza de café bajo estrictas medidas de seguridad que inclusive habían obligado a cerrar no solo el recinto a los clientes habituales, sino también cuatro cuadras a la redonda. “Sin embargo, la Presidente tuvo que cancelar —refirió el Bild— por causa de importantes citas telefónicas”.
Sin salir del estupor (pues una suspensión de esta naturaleza es totalmente improcedente en la cultura alemana) el diario se atrevió a señalar que la cancelación también pudo haber obedecido al hecho de que “desde hace mucho tiempo el café ya no es el rubro de más significado económico en exportaciones para Costa Rica. En su lugar…se preocupa ahora por temas ambientalistas o el ecoturismo”. Seguramente por eso, termina diciendo el periódico, no es de extrañar que el gobernador del estado y ecologista del Partido Verde Winfried Kretschman sí haya tenido el honor de recibir la importante visita.
A los cafetaleros de Dota no les pasa la vergüenza ajena. Máxime que aún Martina Hunzelmann no ha recibido siquiera una sincera disculpa.
Se me ocurre que tal vez cuando haga su próximo viaje a Coopedota sea posible que la mandataria la acompañe a tomar in situ una taza del mejor café del mundo.

Vilma Ibarra

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