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8 de marzo: Día Internacional de la Mujer, un día de lucha, no de fiesta

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 04 marzo, 2020


El próximo domingo 8 de marzo se celebra una vez más el Día Internacional de la Mujer, así establecido desde 1972 por la Organización de las Naciones Unidas, a instancia de los países socialistas, entonces existentes, celebrado internacionalmente desde 1975 con este nombre.

Como fecha internacional declarada por las Naciones Unidas, en todos los países miembros, entre ellos Costa Rica, uno de los países fundadores de la ONU, se celebra oficialmente. Antes de esta fecha era una celebración de las fuerzas comunistas, socialistas, anarquistas y revolucionarias, y de movimientos políticos que se sumaban a recordar cada 8 de marzo las luchas de las mujeres que en Europa originaron, con sus causas, esta fecha, y con la que esos partidos y movimientos se identificaban y defendían.

La fecha del 8 de marzo está asociada a las luchas revolucionarias de la clase obrera, de la mujer obrera y trabajadora, y en paralelo a ellas, las luchas sufragistas de las mujeres. Para las fuerzas revolucionarias, comunistas y socialistas, la emancipación de la mujer se daba simultáneamente, con la emancipación de toda la clase obrera.

Las luchas sufragistas que se habían desarrollado desde finales del siglo XIX en buena parte se enfrentaban a los hombres. Carmen Lyra aquí, en Costa Rica, planteaba justamente esta lucha liberadora dentro de las luchas de la clase obrera. La lucha por la igualdad de la mujer en todos los órdenes, incluido el electoral, se debía lograr en la lucha total, en la lucha emancipadora que enarbolaban los comunistas como lucha social y política, lado a lado, hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras. Por eso el Partido Comunista de Costa Rica, al proclamar su Programa Político, recién fundado, en 1931, propuso la igualdad política de la mujer.

La lucha que gestó esta fecha fue la de las mujeres trabajadoras, que en Europa y Estados Unidos, se movilizaban por obtener mejores condiciones de trabajo, bajo las banderas de los partidos socialistas y comunistas ya existentes.

Las mujeres han estado presentes en las luchas políticas más importantes. Desde la Revolución Francesa ya se reconocía su papel, inmortalizado justamente en la Declaración paralela sobre los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de 1791, que conduce a la guillotina a Olympe de Gouges, bajo el período del terror revolucionario. En Inglaterra, en ese mismo período, Mary Wollstonecraft, en 1790 y en 1792 publica Vindicación de los derechos del hombre, en 1790, y Vindicación de los derechos de la mujer, en 1792, levantando banderas republicanas y de igualdad de la mujer.

En Estados Unidos, las líderes socialistas, miembros del Partido Socialista de los Estados Unidos, antecedente del Partido Comunista de ese país, que se funda en 1919, como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt, organizan actos de solidaridad y en conmemoración de las luchas de la trabajadores textileras de 1908 en Chicago, que exigían reducción de jornada de trabajo, mejores salarios y mejores condiciones de trabajo, junto con la reivindicación del sufragio. En 1909 fue la lucha de las camiseras dirigida por Clara Lemlich, apoyada por la Liga Nacional de Sindicatos de Mujeres Estados Unidos.

En 1910, en Copenhague, Dinamarca, se reúne la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que era la organización que representaba a las mujeres de los partidos socialistas, de los partidos obreros socialistas, de los partidos obreros social demócratas y de los partidos laboristas, y de una variedad de organizaciones de mujeres, que pertenecían o estaban vinculadas a la II Internacional Socialista, fundada por Carlos Marx, en 1864, La I Internacional, que luego evolucionó a la II en la década de 1870.

Las luchas principales de esta organización internacional de mujeres giraba alrededor de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres. La dirigente comunista Clara Zetkin dirigía esta asociación internacional, desde 1907, cuando se había constituido su Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Hoy continúa existiendo, como Conferencia Internacional de Mujeres, y como una Organización No Gubernamental, que reúne 150 asociaciones de mujeres de todo el mundo y forma parte del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.

En esta reunión, de Copenhague, Clara Zetkin y Kathy Duncker, dirigentes del Partido Socialista alemán, propusieron que se celebrara un Día Internacional de la Mujer, lo que se hizo en solidaridad con la lucha de las trabajadoras de Estados Unidos. En este Congreso se destacaron otras mujeres socialistas y comunistas, Rosa Luxemburgo, Aleksandra Kolontái, Nadezhda Krúpskaya, la esposa de Vladimir Lenin, e Inessa Armand.

Como Día Internacional se empezó a celebrar en 1911, un 19 de marzo ese año. A finales de marzo, en Estados Unidos se produjo un incendio en una fábrica donde murieron casi 150 mujeres, muchas de ellas inmigrantes, que tuvo una gran resonancia mundial en las legislaciones obreras y en los propios Estados Unidos.

En la Rusia pre revolucionaria lo empezaron a celebrar en 1913, el último domingo de febrero, y a partir de 1914, en Rusia, Alemania y Suecia se unificó la celebración al 8 de marzo, en ese momento también para protestar contra la Guerra, a la que estaban siendo arrastrados los países europeos.

En Rusia, en el año revolucionario de 1917, aprovechando las luchas obreras de inicio de año, y del proceso democrático revolucionario de febrero de 1917, se celebró el 8 de marzo.

Con el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre de 1917, Lenin le asignó un importante reconocimiento al papel de la mujer en la lucha política, y en la lucha por el socialismo.

El 23 de setiembre de 1919 Lenin hace un importante discurso donde traza “Las tareas del movimiento obrero femenino en la República Soviética”. Allí señaló Lenin que “Todavía la situación de la mujer sigue siendo penosa debido a sus tareas domésticas. Para lograr la total emancipación de la mujer y su igualdad real y efectiva con el hombre, es necesario que la economía nacional sea socializada y que la mujer participe en el trabajo general de producción. Entonces sí la mujer ocupará el mismo lugar que el hombre”.

Claro está, señalaba Lenin, “que aquí no hablamos de igualar a la mujer con el hombre en lo que se refiere a la productividad del trabajo, la cantidad de trabajo, la duración de la jornada, las condiciones de trabajo, etc.; sostenemos que la mujer no debe, a diferencia del hombre, ser oprimida a causa de su posición en el hogar. Todas ustedes saben que incluso cuando las mujeres gozan de plenos derechos, en la práctica siguen esclavizadas, porque todas las tareas domésticas pesan sobre ellas. En la mayoría de los casos las tareas domésticas son el trabajo más improductivo, más embrutecedor y más arduo que pueda hacer una mujer. Es un trabajo extraordinariamente mezquino y no incluye nada que de algún modo pueda contribuir al desarrollo de la mujer”.

“En la búsqueda del ideal socialista, luchamos por la realización total del socialismo, y en este camino se abre un amplio campo de acción para la mujer. Nos disponemos ahora a emprender concretamente la tarea de desbrozar el terreno para la construcción del socialismo, y la edificación de la sociedad socialista solo comienza allí donde, después de haber logrado la igualdad completa de la mujer, abordamos las nuevas labores junto a ella, libre y de esas faenas mezquinas, embrutecedoras e improductivas. Y estas labores nos ocuparán durante muchos, muchísimos años.” … “Decimos que la emancipación de los obreros debe ser lograda por los obreros mismos, y ocurre otro tanto con la emancipación de las mujeres trabajadoras: debe ser fruto de su propio esfuerzo. Las trabajadoras deben preocuparse de desarrollar las instituciones a que nos referimos, y esta actividad de la mujer conducirá a hacer cambiar radicalmente la situación que ocupaba en la sociedad capitalista”.

“Para poder intervenir en política, en el viejo régimen, capitalista, se requería una preparación especial, de modo que el papel de las mujeres en la vida política era insignificante incluso en los países capitalistas más avanzados y libres. Nuestra tarea es lograr que la política sea accesible a toda mujer trabajadora.”

En 19121, Lenin, de nuevo abordó el tema de las mujeres el 8 de marzo, en la celebración de esta fecha. Enfatizó en que “bajo el capitalismo, la mitad femenina dcl género humano esta doblemente oprimida. La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las republicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar -lo que es más importante-, permanecen en la "esclavitud casera", son "esclavas del hogar", viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la Cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual.” A propósito de la jornada de trabajo 4-3 que se quiere imponer, estas reflexiones de Lenin siguen cobrando gran actualidad.

La Revolución Rusa, como parte de su lucha por la liberación y la igualdad de la mujer, estableció, por iniciativa de Alexandra Kollontai, que había sido nombrada Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, el voto de la mujer, el divorcio y el aborto legal, y que se estableciera en Rusia el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. A partir de aquí se empezó a celebrar en distintos países. En China, en 1922, en España, en 1936 impulsado bajo el período de la II República, por la dirigente comunista Pasionaria, Dolores Ibarruri, en Costa Rica el Partido Comunista inició sus celebraciones, en Estados Unidos hasta 1994 se reconoció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

En Costa Rica se desarrollaron distintos grupos de mujeres y luchadoras, en distintos frentes, incluido el político, como lo fueron las mujeres sufragistas durante las décadas de 1910 y 1920, las mujeres opositoras a los gobiernos de Rafael Angel Calderón Guardia y Teodoro Picado, ls mujeres organizadas a favor de los Presidentes de la Reforma Social. En el escenario político electoral, y organizativo, los partidos políticos costarricenses han creado sus frentes femeninos, muy débiles, y que funcionan más para períodos electorales.

Para esos años el Partido Comunista había impulsado su frente femenino y en la década de 1950 hizo surgir la Alianza de Mujeres Costarricenses, donde destacaron, entre otras, Luisa González y Alicia Albertazzi, y bajo su conducción se celebró el 8 marzo como Día Internacional de la Mujer. En las décadas de 1970 y 1980 en el país los gobiernos atendieron cada vez más políticas de mujeres, especialmente cuando la ONU acogió esta fecha como parte de sus celebraciones anuales e internacionales. Bajo el primer Gobierno de Oscar Arias Sánchez, en 1986-1990, se desarrollan las leyes más importantes que dinamizan y aceleran la mayor participación e igualdad de la mujer en Costa Rica.

La constitución del Instituto Nacional de la Mujer fue la máxima expresión de esta institucionalización. La existencia hoy de más de 200 organizaciones de mujeres, de diversa naturaleza, expresan la riqueza de su presencia. Sin embargo estas organizaciones son más de papel que de la realidad. No se sienten en esta fecha del 8 de marzo, ni se vinculan a las luchas históricas y políticas que originaron esta fecha, ni se ven ni se sientes cotidianamente, ni se movilizan, alrededor de las luchas políticas actuales de las mujeres.

Cuando la ONU lo aprobó, el Día Internacional en 1972, declaró el año 1975 como Año Internacional de la Mujer, y desde entonces, todos los años se asigna un papel papel muy importante a esta celebración, con metas internacionales a cumplir.

Desde la protección de los Derechos de la Mujer son importantes las Declaraciones de los Derechos Humanos, que los comprenden.

En 1952 las Naciones Unidas aprobaron la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, la cual establece que las mujeres tienen derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna, que las mujeres tienen derecho a ser elegidas para puestos públicos de elección, en igualdad de condiciones que los hombres y sin discriminación, y que tienen derecho a ejercer puestos públicos y toda función pública.

También se ha aprobado, en 1979, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, donde se señala que la discriminación contra la mujer viola los principios de igualdad de derechos y el respeto de la dignidad humana.

Con relación al matrimonio y las relaciones familiares, esta Convención faculta a las mujeres a elegir libremente el cónyuge y a contraer matrimonio con su pleno consentimiento; otorga igualdad de derechos y responsabilidades durante el matrimonio y como progenitoras, a decidir libre y responsablemente el número de hijos, a elegir su apellido, a la vez que garantiza los mismos derechos en materia de propiedad y administración de bienes.

En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en Viena en 1993, se marcó un hito al reconocer los Derechos Humanos de las Mujeres como parte inalienable, integral e indivisible de los Derechos Humanos Universales, y se aprobó la Declaración sobre Eliminación de la Violencia contra la mujer.

En materia de Derechos Reproductivos, la ONU, junto con la Organización Mundial de la Salud, ha reconocido la salud reproductiva como “..un estado general de bienestar físico, mental y social”, y reconoce que la salud reproductiva supone la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, la capacidad de procrear y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia, y el derecho básico de cada pareja, e individuo, a decidir con libertad y responsabilidad el número, frecuencia y tiempo de sus hijos y a tener la información y medios para hacerlo, así como el derecho de todos de tomar decisiones acerca de la reproducción, sin discriminación, coerción ni violencia.

El reconocimiento de estos derechos es un logro importante de las organizaciones de mujeres de todo el mundo, a pesar de la fuerte oposición de los fundamentalistas, como los que existen en Costa Rica.

Que el 8 de marzo próximo, nos sirva para reflexionar sobre el papel de las mujeres en la vida política, social, económica, cultural, educativa, y especialmente en el papel familiar, y de nuevas familias, que hoy tiene.

La celebración del Día Internacional de la Mujer debe servirnos para impulsar las reformas legislativas que eliminen las trabas que puedan existir para la mejor realización de las mujeres costarricenses, con plenitud de todos sus Derechos y con garantía de los Derechos Humanos de las Mujeres.

El 8 de marzo es un día internacional y nacional de lucha. No es un día de fiesta. Es un día de lucha en tanto todavía hayan restricciones, exclusiones, discriminaciones, violencias, opresiones de todo tipo, ejercidas contra las mujeres.

Es un día de lucha para procurar que las mujeres y las niñas tengan el derecho al disfrute pleno, y en las condiciones de igualdad de todos sus Derechos Humanos, para vivir libres de todas las formas de discriminación y violencia.


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