141 pacientes no, 142
| Martes 21 abril, 2015
Plenamente identificada con la situación muy valientemente denunciada por la Dra. Sofía Bogantes, Jefe del Servicio de Cardiología de Hospital México, no por ser médico pediatra ni funcionaria de la CCSS desde hace de 30 años, sino por haber sufrido la pérdida de mi madre mientras esperaba por un cateterismo cardiaco.
Este caso fue muy particular, ya que ella ingresó al Hospital Calderón Guardia procedente de una clínica privada con el diagnóstico de angina inestable, con una valoración completa realizada por un cardiólogo hemodinamista, con la radiografía de tórax hecha, electrocardiograma de esfuerzo, ecocardiograma y todas las pruebas hematológicas pertinentes; pero lo más importante, con la indicación expresa de que se le debía realizar un cateterismo cardiaco de manera urgente.
En ese momento cualquier excusa fue válida para no realizar el procedimiento. “No hay espacio en el salón de medicina de mujeres”, “las salas de cateterismo están en mantenimiento”, “no hay sondas”; “lo siento mucho doctora” fue la respuesta de muchos de los colegas con los que, con lágrimas en los ojos, hablé en aquel momento. Resumen: mi madre estuvo tres días internada sin que se le diera la atención debida por razones puramente administrativas.
No solo perdí a mi madre, mis hijos perdieron a su abuela, una mujer costarricense que estudió, se preparó y trabajó toda su vida por el más preciado tesoro que tenemos, los niños de este país. Ella era profesora de educación primaria, cotizó para la institución como correspondía, cumplió con todos los requisitos que se nos exigen a los trabajadores para tener derecho a los servicios de salud y, cuando realmente los necesitó, se le negaron.
Esto sucedió hace más de diez años, de manera que me parece muy injusto que se le diga a la opinión pública que las condiciones de la institución de hace tres años no son las mismas de ahora —palabras de la señora Ileana Balmaceda, presidenta ejecutiva de la CCSS— al referirse al caso de unos padres de familia que denuncian que su hijo de poco más de 30 años de edad, tras sufrir un infarto, falleció en su casa, ya que no había espacio en el hospital. Muy cierto, las condiciones actuales no son las mismas de hace tres, cinco, o diez años, la verdad es que son peores.
No es posible que la señora Defensora de los Habitantes, desvíe la situación aduciendo que no se puede saber si dichos pacientes (los denunciados por la Dra. Bogantes) fallecieron debido a la falta de la intervención cardiaca.
Ese no es el punto de discusión, el punto es que el Estado y por ende la Institución tienen la obligación de brindar los servicios de salud pertinentes en el momento indicado para cada caso en particular, independientemente de que al día siguiente se presente un terremoto y el paciente fallezca aplastado.
Ahora ante tal situación las autoridades de la CCSS se reúnen para analizar de qué manera van a enfrentar la oleada de demandas que ven venir. ¿No sería más provechoso que se reunieran para buscar una solución efectiva para el problema? Problema que, según ellos, se origina por la denuncia de una doctora, que dicho sea de paso y aunque no la conozco personalmente, merece todo mi respeto y admiración.
Por favor, señores periodistas, no permitan que se les engañe con argumentos banales, ya es hora de que las autoridades de la CCSS demuestren madurez política y patriotismo real y tomen decisiones asertivas para sanar al paciente más grave de nuestro país, aunque estas no sean políticamente atractivas.
Aneby Rodríguez Solano