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¿Para qué? y ¿para quién regulamos?

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 21 marzo, 2017


Reflexiones

¿Para qué? y ¿para quién regulamos?

Algunas veces pasamos por alto las preguntas más importantes o relevantes cuando realizamos política pública, generalmente nos enfrascamos en discusiones del ¿cómo?, deberían hacerse las cosas y/o cuándo, e inclusive en su costo. Sin embargo, pocas veces discutimos el ¿para qué? y ¿para quién? es que se realiza una u otra política pública. Quiero contarles mis reflexiones a la luz de una reciente visita de nuestro regulador general de los servicios públicos al Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP), en el marco de la clase inaugural del doctorado en Gestión Pública y Ciencias Empresariales, que se realizó el jueves recién pasado.

Empiezo por decirles, que me gustó mucho la presentación del señor regulador de Aresep, si algo falta en la regulación hoy en día, es pensar más en el bosque y menos en el árbol. Muchas de las discusiones tarifarias o regulatorias acerca de la calidad, la entrada, los precios y/o las reglas de comportamiento económico, deben entenderse en el entorno institucional y en función del ¿para qué? y ¿para quiénes? se realiza la regulación. No quiero decir que estoy en todo de acuerdo con lo dicho, ni que exista un cambio real que muestre un viraje en el accionar regulatorio del país, es aún poco tiempo para mirarlo y verificar su contenido, pero al menos no existe de previo una fijación con una ideología económica o con una u otra metodología regulatoria de parte de la entidad. Eso, desde mi punto de vista, genera esperanza de que es posible cambiar algunas cosas para mejor y que en lo sustantivo, se requieren reformas que van más allá, de simples cambios formales en la metodología regulatoria respectiva.

La tarea es grande si se quiere cambiar la cultura del ecosistema regulatorio en que hemos caído, heredado de una Costa Rica del siglo XX y con un gran rezago en la transparencia y la participación de los actores regulados, sobre todo, los usuarios, en los procesos de debate regulatorio. Centrar en el usuario el debate es importante, en tanto se logran consolidar instituciones (reglas del juego) sólidas que permitan una adecuada protección de los mismos. Pensar la regulación como objetivos de política pública de mediano y largo plazo también resulta importante, en tanto el país define rectorías fuertes y competencias para planificar a mediano y largo plazo los procesos de renovación y consolidación de la infraestructura de los distintos sectores. A todo ello, parece una sana y buena práctica darle cabeza, orientarse y vincularse adecuadamente con actores claves que permitan ofrecer servicios a precio y calidad razonables.

Muchos objetivos y pocos instrumentos. Esta es quizás la gran preocupación que podría anticipar sin ser negativo o aguafiestas. La regulación económica en Aresep requiere repensarse y actualizarse, sin embargo, la necesidad de contar con más y mejores instrumentos y competencias es al mismo tiempo, la mayor debilidad a que se enfrenta el regulador y sus deseos, expresados con claridad en la conferencia inaugural a que hace mención este artículo. El cómo llevar a buen puerto tres o cuatro objetivos, la innovación, la sostenibilidad, la calidad y un precio razonable, que garantice protección al usuario y sostenibilidad financiera de los prestatarios no es, ni será, tarea fácil. Así las cosas, ¿para quién? y ¿para qué? regular son relevantes, cómo lo es también, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde?; se regula.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com

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