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¿Mercado cambiario de equilibrio?

Laura Bonilla lbonilla@cadexco.com | Viernes 28 octubre, 2016


Para poder volver a hablar de un mercado cambiario de equilibrio habría que extraerle ese exceso de dólares que se ha inyectado desde que se cambió el régimen de las minidevaluaciones

¿Mercado cambiario de equilibrio?
 

En diferentes artículos del Banco Central y de algunos economistas que se llaman “monetaristas”, se sostiene que el mercado cambiario actual es de equilibrio y que el tipo de cambio está determinado por las fuerzas de oferta y demanda.


Sin embargo, los que tenemos que lidiar todos los días con este importante precio, creemos que por el contrario no puede llamarse una situación de equilibrio aquella en donde se tiene una serie de distorsiones que afectan la fijación del tipo de cambio.

Parte de estas situaciones distorsionantes obedecen a un gobierno central que, contrario a lo establecido en la Constitución Política, ha venido gastando por encima de sus ingresos corrientes con la complacencia de los diferentes cuerpos legislativos de las últimas administraciones.

No solo se ha permitido que se cubra el faltante de ingresos corrientes con financiamiento interno, sino que el Congreso de la República aprobó la Ley 9070 en setiembre de 2012, que expresamente autorizó al gobierno a realizar emisiones de bonos en los mercados internacionales por cuatro años hasta por un total emitido de $4 mil millones.

Efectivamente, durante esos años y hasta mediados de 2015, aprovechando el exceso de liquidez en los mercados de deuda externa, nuestro gobierno realizó emisiones de $1.000 millones por año, generando una sobreoferta de dólares en el mercado mayorista o Monex, para convertir la moneda extranjera en colones y con ello, pagar los gastos corrientes de salarios, pensiones, transferencias y otros típicos de la gestión del sector público.

Paralelamente, desde que se estableció el régimen de bandas cambiarias en octubre de 2006, y por falta de una mayor competencia en el mercado de intermediación financiera en colones, dominado en más del 80% por los bancos estatales, se ha venido generando un diferencial de tasas de interés que favorece por varios puntos porcentuales los ahorros en moneda local.

Se estima, que para este periodo, hubo una conversión de moneda de ahorros internos que estaban en dólares para liquidarlos y pasarlos a invertir en colones, por un monto de $800 millones anuales.

Si se analiza el tamaño promedio del mercado Monex según las negociaciones diarias para estos periodos, fácilmente se puede llegar a la conclusión de que entre el exceso de gasto del gobierno central y las distorsiones del mercado financiero que estimulan el ahorro en colones y el endeudamiento local en dólares, se produjo una sobreoferta ajena a los fundamentales del sector productivo, de alrededor de un 40% o 50% el volumen de negociación normal del mercado cambiario.

Por tanto, si la aritmética fuera correcta, creemos que para poder volver a hablar de un mercado cambiario de equilibrio habría que extraerle ese exceso de dólares que se ha inyectado desde que se cambió el régimen de las minidevaluaciones, en cuyo caso lo que se tendría es de nuevo un tipo de cambio mucho mayor al actual y de esa forma, se podría hablar de una situación de equilibrio fundamental.

Mientras tanto, lo que tenemos actualmente es un precio de la moneda totalmente distorsionado, sin que el sector productivo en términos de productividad, eficiencia y crecimiento haya tenido nada que ver con esa sobreoferta, lo cual explica en términos muy simples, el encarecimiento de nuestra economía y la pérdida de competitividad de nuestros productos y servicios a los ojos de los compradores externos europeos, americanos o asiáticos.

Negarse a aceptar esta realidad y argumentar que estamos en una situación óptima de equilibrio caracterizada por un nivel de pleno empleo de los recursos, es engañarse pero lo que es peor, es meterle una carga adicional al sector exportador y turístico, que pone en riesgo la sostenibilidad y el crecimiento de nuevos empleos en dichos sectores.

Laura Bonilla, presidenta de CADEXCO

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