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Zona de Oportunidades

| Martes 02 febrero, 2016


Zona de Oportunidades

El pasado 12 de enero, se cumplieron seis años desde la más reciente reforma legal a la Ley de Régimen de Zonas Francas. Este régimen se ha convertido en una importante herramienta para impulsar el desarrollo del país, convirtiéndose en un importante mecanismo para apoyar la producción y la exportación de productos costarricenses, además de promover la creación de empleos de calidad y una considerable cantidad de encadenamientos productivos. Hoy por hoy, visitar una zona franca genera la grata impresión de ingresar a un país que ha sabido aprovechar las oportunidades, y que además ha propiciado las condiciones para que la inversión extranjera se asiente y permanezca en territorio nacional durante muchos años.
Pese a la oposición de algunos sectores que claman en contra de las exoneraciones impositivas que este régimen representa, las cifras positivas deberían bastar para el descarte de esas críticas. Según un estudio de Procomer (2015), el Beneficio País Neto por la operación de las zonas francas alcanzó, en promedio, $2.556 millones al año, solo durante el periodo 2010-2014. Asimismo, durante ese periodo las empresas generaron en promedio $5,7 en beneficios sociales por cada dólar exonerado, lo cual evidencia la rentabilidad social del modelo.
Debemos aprovechar las ventajas del modelo para dar el paso al siguiente nivel. En las zonas francas de hoy, tenemos una gran cantidad de talento joven, capacitándose en nuevas formas de trabajar e interactuar con culturas empresariales distintas, aprendiendo a realizar negocios en el mundo de hoy, pero igualmente, esperando una oportunidad para hacer surgir su propio emprendimiento, y que bien podría aprovechar los beneficios del Régimen de Zonas Francas. También, el Estado debe encontrar la forma de alinear el gasto en educación superior con los requerimientos de las empresas locales, en aras de estimular la transferencia del conocimiento que se genere en los procesos de investigación, desarrollo e innovación a nuestras empresas locales.
En la medida que esa experiencia acumulada de nuestro talento joven, así como el estímulo en el desarrollo de productos innovadores diseñados por la creatividad costarricense, las zonas francas jugarán un papel decisivo en la transformación del modelo, para que nuestro talento local sea el que desarrolle los componentes de última generación para tecnologías móviles, concrete procesos de investigación en materia de inteligencia artificial, y desarrolle tecnologías para la industria energética, solo para señalar los sectores de mayor auge.
Hace seis años, una acertada decisión gubernamental renovó el impulso a un modelo de desarrollo que demostró ser exitoso. Hacen falta decisiones adicionales para aprovechar estas ventajas, de manera que estimulen el desarrollo empresarial de nuestras propias creaciones intelectuales, y con ello las oportunidades, el empleo y nuestra economía crezcan en esta Zona de Oportunidades.
 

Juan José Cheng Azofeifa
Asociado Nassar Abogados






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