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¿Y si me muero mañana?

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 02 junio, 2023


Cristopher Stevenson


Christopher Stephenson Peñaranda

Docente Universitario- Gestor de compras públicas

¡Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe!, frase sinónimo de fiesta, compartir entre amigos, compras, actividades sociales, futbol, entre otras. ¿Es malo contar con esos momentos de esparcimiento? En lo absoluto, son necesarios y parte fundamental en la vida, el problema radica en vivir en función de ello, peor aún peor, cuando se generan gastos superiores a los ingresos con fines de entretenimiento, incluso incurriendo en créditos y/o préstamos formales e informales, con el fin de “disfrutar de la vida”.

En este punto se convierte en una práctica peligrosa e irresponsable. En la encuesta Financiera a Hogares 2022 realizada por el INEC, se consideran algunas variables para el análisis, como es el caso de la inclusión financiera, endeudamiento y la riqueza o patrimonio neto de los hogares. Esta encuesta es un reflejo de la realidad de un sector de la población, se evidencia que un 16,4 % de los encuestados percibe que no puede ahorrar por diversos motivos.

Esto es un dato interesante, dado que, a raíz de costumbres y creencias erróneas ante la relación con el dinero, aunado a una deficiente educación financiera; gran porcentaje de la población no considera el futuro como una prioridad, en cambio se vive “día a día”, sucumbiendo ante los gastos superfluos o gastos hormiga, que en palabras coloquiales son esas salidas de dinero que parecen insignificantes por su escasa cuantía. Sin embargo, a la hora se sumar y ponderar dichas erogaciones, se puede notar que realmente son significativos.

Para entender la magnitud de los gastos hormiga, se puede proceder con el siguiente ejercicio: imaginar un gasto diario de 2 500.00 CRC que se dedique a gastos menores (refrescos, postres, chicles, transporte en plataformas privadas, snacks, café, entre otras), semanalmente esto significa 17 500.00 CRC, mensualmente 75 000,00 CRC, anualmente 900 000.00 CRC. Para mayor relevancia e impacto, si se decide diligentemente ahorrar (o dejar de gastar) ese monto por 10 años. El resultado sería un capital de 9 millones de colones. Esto solamente dejando de incurrir en gastos “inútiles” e iniciar a pensar en el futuro.

Según la misma encuesta del INEC; cita textualmente que “entre los hogares con alguna deuda de las consideradas en la ENFIHO 2022, el 26,8 % (casi 229 mil

hogares) tienen una carga financiera mayor al 30 % de sus ingresos, es decir, los pagos mensuales para servir la deuda representan para estos una tercera parte o más de los ingresos del hogar”. Este nivel de endeudamiento suele considerarse alto en la literatura asociada.

Intente aplicar estas preguntas “sencillas” antes de asumir una deuda o realizar un gasto ¿Voy a utilizar crédito a largo plazo para disfrutar unos minutos, o pocos días? ¿Cuántas horas de trabajo equivalen eso que deseo adquirir? ¿Puedo sobrevivir normalmente 30 días más sin adquirirlo? Según ENFIHO 2022 Se estima que el 49,6 % de los hogares (cerca de 864 mil) tiene al menos una deuda. Esto es congruente con el estilo de vida actual, una era líquida donde se impulsa a satisfacer los deseos de manera instantánea, aplicando algunos “trucos” de neuromarketing, seduciendo al cerebro límbico de las emociones para satisfacer esa necesidad creada o inducida. Con la falsa ideología de merecerlo.

Se podría decir que la pirámide de necesidades de Maslow se invirtió con el paso de los años, dado que hoy día es más importante la auto realización antes de cumplir con las necesidades fisiológicas y de seguridad básicas.

Podría aportar muchos conceptos técnico-financieros, pero realmente es un llamado a la reflexión. Luego de observar las cifras de la encuesta en mención, es alarmante, más no novedoso conocer que “6 de cada 10 personas reconocen no tener preparado un presupuesto para medir ingresos y gastos”. Por lo tanto, se puede asumir que gran parte de la población vive sin planificación, sin metas, anhelos, sin recursos para atender eventualidades de salud o de cualquier índole, en fin, sin pensar en un mañana.

Pocos consideran la posibilidad de un retiro anticipado, tener libertad financiera, contar con una vejez digna, la capacidad de sobrevivir algunos meses sin problema alguno en caso de un despido o perdida de trabajo, o el simple hecho de dormir en paz, sin pensar en la angustia del próximo abono del préstamo del carro que recién cambio, tener que pagar las altas y absurdas tasas de interés de usura a prestamistas informales, solamente por haber disfrutado un fin de semana con finales de futbol.

El ahorro y la inversión son semejantes a entrenar artes marciales y defensa personal, la premisa es: “estar preparados para algo que probablemente no suceda, a que suceda y no tener las herramientas o habilidades para afrontarlo.”

Al final de cuentas, por fortuna, la mayoría de las personas que dicen “Y si me muero mañana” no fallecen, pero con el paso de los años muy probablemente se enrumben a un futuro sin estabilidad y libertad económica.

Una vez leí una frase de Oscar Wilde que decía, “cuando era joven, creía que el dinero era lo más importante del mundo. Ahora que soy viejo, lo sé.” No se debe romantizar la pobreza mental. El dinero no lo es todo en la vida, cierto; pero una vida con carencia de dinero es bastante complicada. No se puede vivir con la esperanza del beneplácito de los hijos o seres queridos.

En conclusión, algunos consejos que no requieren conocimientos extraordinarios para dar los primeros pasos hacia una educación financiera:

• No ir de compras con hambre.

• Si va a comprar pocas cosas no utilice carrito.

• Evitar comprar cuando estamos felices o tristes.

• No comprar “cosas” por el simple hecho de estar en oferta.

• Realice un presupuesto básico.

• Enliste y cuantifique sus gastos fijos.

• Analice sus planes de suscripciones.

• Disfrute de la vida con actividades gratis.

• Antes de realizar las compras, elabore una lista.

• No utilice tarjetas de crédito si no está preparado.

• Intente no gastar dinero en los primeros días después de recibir el salario.

• Limite las comidas fuera de casa.








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