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COLUMNISTAS


¡Y ahora a gobernar!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 13 mayo, 2022


Sinceramente

Probablemente gobernar sea más arte que ciencia. En las universidades se enseñan las ciencias políticas, pero el gobernar es bastante más un arte que una ciencia exacta.

Costa Rica por la coyuntura de dónde viene se encuentra polarizada, los costarricenses son muy escépticos, desconfiados, la población entera aún en medio de la ignorancia de muchos asuntos tiene opinión sobre cada uno de los problemas nacionales económicos e institucionales. Este es un país cargado de opiniones, dividido hasta las raíces, compuestos por francotiradores políticos que primero disparan y luego preguntan. Por ello, este es un país difícil de gobernar, y también por razones estructurales en las que grupos detentan gran poder como sindicatos, asociaciones, colegios profesionales, cámaras patronales, empresas, periódicos y otros medios de comunicación, bancos, industrias, y otros grupos profesionales y académicos a quienes hay que persuadir y convencer. Acá todos opinan y ser crítico es una segunda naturaleza.

Ante el panorama crítico el gobernante debe cultivar y asentar la confianza en él. La confianza de los costarricenses en las autoridades y en el sistema es el hilo conductor de la unidad nacional. Si existe una sola magnitud que el gobernante no debe arriesgar ni perder es la confianza de los gobernados.

La confianza se gana con mucha dificultad y se pierde de manera súbita. La confianza deriva de las buenas decisiones y de las mejores políticas desarrolladas por quienes nos dirigen. Esta circunstancia hace que los gobernantes tengan que extremar la prudencia y la tolerancia, hacia quienes gobiernan y hacia los grupos de poder.

Gobernar no es pelear. Gobernar no es sostener amargas discusiones. Gobernar no es trenzarse en luchas y batallas que no concluirán más que en el desgaste de quienes además son pasajeros en la titularidad de los poderes públicos. No se gobierna tampoco contra los deseos de los costarricenses.

No se pelea solo por ganar discusiones arriesgando perder el favor popular. No se abren múltiples frentes de batalla al mismo tiempo porque la concentración de fuerzas en el punto mínimo es lo que permite alcanzar grandes efectos. Dispersar fuerzas, argumentos, y desaprovechar el tiempo en victorias pírricas pareciera que no es prudente.

La prudencia y la reflexión, pero por encima de todo la preparación y planeación de las iniciativas es la clave para acertar en todo emprendimiento público y privado. La improvisación, las salidas en falso, la corrección de rumbo, luego de haber emprendido una acción, merman la confianza en el gobernante, en sus destrezas y abren flancos de crítica que los opositores y adversarios usarán con facilidad para alcanzar sus propios objetivos. Cambios y planas enmendadas reducen la confianza y la seguridad que se tenía en quienes nos gobiernan. Hacer las cosas como deseo, pero dentro del estado de derecho y los procesos establecidos abrevia el plazo para alcanzar las metas de manera significativa.

Educar es gobernar y gobernar es educar. Se educa con la palabra, con las decisiones, con el ejemplo. Todos debemos tener claro que en el derecho público los funcionarios y sus acciones solo pueden hacerse si están específicamente permitidas por la constitución y las leyes. En el sector privado quienes toman iniciativas y decisiones pueden hacerlo todo, de la manera que ellos escojan siempre y cuando no estén específicamente prohibidas. Estas dos definiciones abren un mundo de diferencia a quienes vienen del mundo privado y van a ejercer en el mundo de derecho público.

Gobernar es un arte al tener que conjugarse oportunidad, conocimiento, y objetivos de corto y largo plazo. Gobernar no es vencer, no es ganar en las polémicas es en esencia convencer, es persuadir, es al final ceder acá para ganar allá y lograr que todos estemos convencidos de que lo hecho fue lo mejor dentro de las circunstancias para todos. Gobernar nunca es imponer. Gobernar es un ejercicio complejo.

Al gobierno que se inicia y al señor presidente de Costa Rica mis mejores deseos en su gestión. Espero que las lecciones heredadas de la historia patria y de los grandes presidentes del país le iluminen su camino y le sirvan como guía en su gestión.

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