Warriors alistan champán
Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Lunes 13 junio, 2016
Hoy el ingreso de los Warriors al Oracle Arena va a ser un tanto distinto esta noche, Golden State tendrá que obviar el hecho de tener las camisas de campeones ya impresas, así como las cajas de champán que se amontonan en la esquina del camerino para enfocarse en liquidar a un equipo que pareciera quedar sin vidas, pero que necesita una muerte digna.
El Juego 5 de la Final es un duelo de matar o morir para los Cavaliers que tienen que hacer lo imposible para ganar los tres partidos restantes tras ir perdiendo la serie 3-1.
El dato menos alentador es el siguiente: Nunca, y permítanme enfatizarlo, nunca, algún equipo en la historia de la NBA se ha recuperado de un déficit de 3-1 en las finales.
Las estadísticas son brutales, y que nadie se atreva a nombrarlas en el camerino de Cleveland.
En el libreto, el auto proclamado rey, LeBron James, está en camino a perder otra final y su corona. En esta serie su posición es la de un peón, en la primera fila de guerra, de esos que la gloria les dura un día y no tienen un segundo día de batalla.
La frustración es palpable, la tarea pareciera absurda. En la lista de cosas por hacer deben ganar tres juegos seguidos, dos de ellos en Oakland y deben enfrentar al equipo que no ha perdido tres juegos consecutivos en más de 100 partidos esta temporada.
Para los no amantes de los números, hay una explicación racional de lo que ocurre en el campo.
Draymond Green, este es el nombre que tienen que memorizar. Green es un híbrido, un “ofensor” como me gusta llamarlo.
Su agresividad en ofensiva para desarmar el aro rival y su instinto protector para defender lo hace el jugador más valioso de esta final.
LeBron James es un hombre más sobre la cancha, Green lo tiene desquiciado y su efectividad ha bajado. Cleveland necesita a su súper estrella de vuelta, no al hombre que trabaja para el equipo, sino el hombre para el que todos trabajan.