Wall Street ve fallas en venta de derivados
| Lunes 07 junio, 2010
Wall Street ve fallas en venta de derivados
( Bloomberg ) Las mayores firmas de Wall Street están estudiando la conveniencia de vender productos financieros opacos a gobiernos, fondos de instituciones y organizaciones sin fines de lucro después que los contratos magnificaron las pérdidas en el mercado de crédito que hicieron que Estados Unidos cayera en recesión.
“No hay distinción entre grupos de inversores muy distintos, y es aquí donde quizá cambien las cosas”, dijo Dino Kos, director gerente de Portales Partners en Nueva York y ex director de operaciones en el mercado abierto del Banco de Nueva York de la Reserva Federal de Estados Unidos. “Wall Street no puede seguir esperando que el tesorero de una ciudad pequeña en el Medio Oeste de Estados Unidos, que cobra un salario de empleado público y no cuenta con apoyo analítico, tenga el mismo nivel de sofisticación que un fondo de cobertura especializado”.
Cualquier restricción a la venta de derivados -que son contratos cuyo valor se deriva de acciones, bonos, préstamos, monedas y materias primas, o que está vinculado a sucesos específicos como cambios en los tipos de interés o las temperaturas- reduciría “al menos inicialmente” las ganancias, porque “sería más difícil vender productos de elevado margen a algunos clientes”, dijo Kos, quien trabajó en la Fed de Nueva York por 22 años a partir de 1985 antes de trabajar en Morgan Stanley por nueve meses.
Aunque las leyes de valores diferencian entre las transacciones financieras que las compañías pueden vender a individuos e instituciones, existe un creciente reconocimiento de que los gobiernos locales y los fondos de instituciones no deben ser equiparados con los fondos de cobertura, según cuatro ejecutivos de Wall Street que hablaron a condición del anonimato porque sus firmas no han tomado decisiones aún.
La reflexión se produjo en parte por la demanda presentada por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos contra Goldman Sachs Group Inc. por presuntamente no informar a un banco estatal alemán y al gestor de colateral neoyorquino ACA Management sobre el papel del fondo de cobertura Paulson & Co. en un instrumento vinculado a hipotecas.
Municipios y universidades en todo Estados Unidos han pagado cientos de millones de dólares por liquidar permutas (swaps) de tipos de interés vendidos por bancos sobre deuda de tipo variable luego de que los tipos de interés cayeron a mínimos récord en lugar de subir durante la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Las leyes de valores de Estados Unidos diferencian entre asesores de inversión, que operan bajo una “responsabilidad fiduciaria” para con sus clientes, y los corredores, a los que sólo se pide determinar si una inversión es “adecuada”. Aunque la responsabilidad fiduciaria obliga a los asesores a anteponer los intereses de sus clientes a los propios, el estándar de conveniencia implica cerciorarse de que los clientes entienden y son capaces de soportar los riesgos.
El factor clave para determinar la conveniencia es la cantidad de dinero controlada por el cliente. Los clientes con más de US$1 millón en activos invertibles son considerados más sofisticados que los que tienen una cantidad menor. Por encima de US$100 millones, hay poca distinción entre instituciones, sean gobiernos municipales o empresas de inversión como BlackRock Inc.
Aunque la definición de sofisticado no ha cambiado en décadas, Wall Street ha estado vendiendo productos cada vez más complejos como permutas (swaps), instrumentos cuyo tipo se fija en subasta y obligaciones con garantía de un fondo de deuda (CDS, por su sigla en inglés) como la que yace en el centro del caso de Goldman Sachs.
( Bloomberg ) Las mayores firmas de Wall Street están estudiando la conveniencia de vender productos financieros opacos a gobiernos, fondos de instituciones y organizaciones sin fines de lucro después que los contratos magnificaron las pérdidas en el mercado de crédito que hicieron que Estados Unidos cayera en recesión.
“No hay distinción entre grupos de inversores muy distintos, y es aquí donde quizá cambien las cosas”, dijo Dino Kos, director gerente de Portales Partners en Nueva York y ex director de operaciones en el mercado abierto del Banco de Nueva York de la Reserva Federal de Estados Unidos. “Wall Street no puede seguir esperando que el tesorero de una ciudad pequeña en el Medio Oeste de Estados Unidos, que cobra un salario de empleado público y no cuenta con apoyo analítico, tenga el mismo nivel de sofisticación que un fondo de cobertura especializado”.
Cualquier restricción a la venta de derivados -que son contratos cuyo valor se deriva de acciones, bonos, préstamos, monedas y materias primas, o que está vinculado a sucesos específicos como cambios en los tipos de interés o las temperaturas- reduciría “al menos inicialmente” las ganancias, porque “sería más difícil vender productos de elevado margen a algunos clientes”, dijo Kos, quien trabajó en la Fed de Nueva York por 22 años a partir de 1985 antes de trabajar en Morgan Stanley por nueve meses.
Aunque las leyes de valores diferencian entre las transacciones financieras que las compañías pueden vender a individuos e instituciones, existe un creciente reconocimiento de que los gobiernos locales y los fondos de instituciones no deben ser equiparados con los fondos de cobertura, según cuatro ejecutivos de Wall Street que hablaron a condición del anonimato porque sus firmas no han tomado decisiones aún.
La reflexión se produjo en parte por la demanda presentada por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos contra Goldman Sachs Group Inc. por presuntamente no informar a un banco estatal alemán y al gestor de colateral neoyorquino ACA Management sobre el papel del fondo de cobertura Paulson & Co. en un instrumento vinculado a hipotecas.
Municipios y universidades en todo Estados Unidos han pagado cientos de millones de dólares por liquidar permutas (swaps) de tipos de interés vendidos por bancos sobre deuda de tipo variable luego de que los tipos de interés cayeron a mínimos récord en lugar de subir durante la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.
Las leyes de valores de Estados Unidos diferencian entre asesores de inversión, que operan bajo una “responsabilidad fiduciaria” para con sus clientes, y los corredores, a los que sólo se pide determinar si una inversión es “adecuada”. Aunque la responsabilidad fiduciaria obliga a los asesores a anteponer los intereses de sus clientes a los propios, el estándar de conveniencia implica cerciorarse de que los clientes entienden y son capaces de soportar los riesgos.
El factor clave para determinar la conveniencia es la cantidad de dinero controlada por el cliente. Los clientes con más de US$1 millón en activos invertibles son considerados más sofisticados que los que tienen una cantidad menor. Por encima de US$100 millones, hay poca distinción entre instituciones, sean gobiernos municipales o empresas de inversión como BlackRock Inc.
Aunque la definición de sofisticado no ha cambiado en décadas, Wall Street ha estado vendiendo productos cada vez más complejos como permutas (swaps), instrumentos cuyo tipo se fija en subasta y obligaciones con garantía de un fondo de deuda (CDS, por su sigla en inglés) como la que yace en el centro del caso de Goldman Sachs.