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Violencia contagia a penales en México

| Martes 21 octubre, 2008




Violencia contagia a penales en México

Al menos 21 presos murieron en un enfrentamiento en una cárcel de Tamaulipas

México
EFE

La violencia entre los cárteles de drogas se ha trasladado a los penales de México, donde ayer murieron en un enfrentamiento al menos 21 presos en un centro penitenciario del estado de Tamaulipas, un mes después del asesinato de otra veintena de reos en una cárcel de Tijuana.
A la espera de nuevas versiones oficiales, los primeros informes de las autoridades apuntan a que el motivo del incidente registrado en el Centro de Ejecuciones de Sentencias de Reynosa, ciudad del norte de Tamaulipas fronteriza con McAllen (Estados Unidos), fueron las pugnas internas entre los reclusos.
Así lo informó el secretario de Seguridad Pública (policía) de Tamaulipas, Ives Soberón, que dio las primeras cifras de muertos en el penal, con una población de 2 mil internos, pese a que su capacidad es para 1.500.
Algunos medios aseguran que los cadáveres fueron hallados apilados e incinerados dentro del recinto carcelario, y que dos de los siete módulos permanecen todavía bajo el control de los presos amotinados.
Sin embargo, Soberón indicó a la prensa que la situación en la cárcel ya está controlada.
“El crimen organizado se está peleando el control de los penales” para realizar sus negocios ilícitos, especialmente el tráfico de drogas entre los presos, dijo ayer a Efe Engels López, ex director del Reclusorio Varonil Oriente del Distrito Federal.
En esa cárcel de la capital del país conviven 11 mil reos pese a que su capacidad es para 4.500.
Pero la superpoblación de los presidios en México, donde permanecen encerradas 240 mil personas en un espacio habilitado para 163.867 presos, no es el principal problema.
“En términos generales, los enfrentamientos entre los carteles mexicanos son por el control de las plazas (territorios) y la cárcel es también un lugar de control”, dijo.
A esto se suma, según López, la falta de medidas para lograr la readaptación de los reos, sobre todo los que llegan a la cárcel por delitos menores y se vuelven más peligrosos tras permanecer allí muchos meses antes de ser juzgados a causa de la lentitud de la justicia.
Otro problema es la corrupción de los custodios y de la policía mexicana en general.
Se da la circunstancia de que del penal de Tamaulipas, donde ayer hubo una veintena de muertos, se fugaron hace once días 17 reclusos con la colaboración de cuatro custodios, que permanecen prófugos, y por los que las autoridades han ofrecido una recompensa de cinco millones de pesos (unos $384 mil).
Más grave fue lo ocurrido a mediados de septiembre pasado en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de La Mesa, en Tijuana, ciudad fronteriza con San Diego (Estados Unidos) cuando un motín derivó en una descontrolada vorágine sangrienta que dejó una veintena de muertos, supuestamente a manos de los celadores.
Además, hubo 59 heridos, 33 por impacto de bala, ocho por “causas desconocidas” y los restantes por fracturas producidas por golpes, se informó entonces.
El incidente sobresalió también por las imágenes de desesperación de los familiares de los presos frente a los muros del penal, reclamando por la integridad de los reclusos, situación que ayer se volvió a repetir en Reynosa.
Hace doce días, en el penal de Topo Chico, en la ciudad norteña de Monterrey, se amotinaron decenas de reos, lo que obligó a la policía a intervenir con armas de fuego y helicópteros.
Al día siguiente, setenta internos fueron trasladados en medio de un fuerte dispositivo de seguridad a otra prisión de la zona.
Al parecer, esos reos eran rechazados por los demás por su pertenencia a la delincuencia organizada.
Tres días más tarde la asonada se produjo en el Cereso de Cieneguillas, en el estado central de Zacatecas.
En esta ocasión, los internos se alzaron contra los celadores, a quienes acusaron de torturar a 16 compañeros.
La escalada de violencia del crimen organizado, controlado por los cárteles de droga, se ha cobrada este año la vida de aproximadamente 4 mil personas, cuando en 2007 esa cifra llegó a 2.700, según cifras extraoficiales.






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