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Vientos de cambio

| Lunes 06 julio, 2015


Vientos de cambio

Una evolución social, lenta y paulatina se ha venido gestando por décadas a lo largo del mundo occidental, orientado al reconocimiento de derechos civiles de minorías incluyendo a las personas de la comunidad LGTB.
Este sector deja de ser invisible, y surge una realidad que no se puede obviar, aunado a una transformación en las costumbres y la composición social, con modelos diversos o alternativos de familia, que igualmente evoluciona, en una espiral que conlleva cambios a muchos niveles.
Costa Rica no ha estado exenta de este proceso, pues tanto nuestras autoridades judiciales como las administrativas han emitido ya algunas resoluciones que han ajustado la normativa existente, para extender los derechos que los segmentos mayoritarios de la población gozan.
Al ser minoría no organizada se han visto en desventaja, no han tenido músculo para hacerse sentir, como algunos grupos de presión.
Varios países de occidente han ido tutelando las relaciones de personas del mismo sexo, sea como uniones de hecho e incluso algunos reconociendo el derecho a la unión bajo la figura del matrimonio civil.
Nuestro Tribunal de Familia, en un voto unánime, plasmó la existencia de estos cambios sociales que hemos señalado, y bajo el principio de que le asiste a todos los ciudadanos el derecho a acudir a instancias judiciales a hacer valer sus derechos, instruyó que el Juzgado de Familia del II Circuito Judicial debía conocer una solicitud para reconocer una unión de hecho entre dos personas.
Ese proceso culminó con un fallo donde destaca que “considerando que en este caso debe imperar una interpretación evolutiva, consecuente con las reglas generales de la interpretación consagradas en el artículo 29 de la Convención Americana… debe siempre elegirse la alternativa más favorable para la tutela de los derechos protegidos por dicho tratado, según el principio de norma más favorable al ser humano”, se acogió la petición de los interesados.
Las autoridades judiciales, y las legislativas hoy tienen en sus manos tutelar derechos, sin discriminar, que son parte de la esencia del ser humano, y podrían servirles de inspiración las últimas líneas de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos de América, que dice: “…No hay una unión más profunda que el matrimonio, pues encarna los más altos ideales del amor, devoción, sacrificio y familia. Al formar una unión marital, dos personas se transforman en algo más grande de lo que fueron. Como algunos solicitantes en estos casos demostraron, el matrimonio encarna un amor que incluso puede trascender más allá de la muerte. Sería no comprender a esos hombres y mujeres si decimos que no respetan la idea del matrimonio. Ellos alegan que lo respetan, que lo respetan de una manera tan profunda que buscan alcanzarlo para sí mismos. Su esperanza es no estar condenados a vivir en soledad, excluidos de una de las más antiguas instituciones de la civilización. Ellos piden dignidad ante los ojos de la ley. La Constitución les otorga ese derecho…”

Luis Alejandro Álvarez Mora
Abogado – Notario Público






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