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Vida Humana vs Solidaridad Humana, et al

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 07 junio, 2011



TROTANDO MUNDOS
Vida Humana vs Solidaridad Humana, et al

No podemos ignorar la solidaridad humana a la hora de valorar las altas multas pues comprendemos la dificultad que tienen algunos para pagarlas. Pero esta consideración tiene que ceder ante un bien mayor- el salvar vidas. Algunos han levantado tribuna por bajarlas y algunas infracciones probablemente lo ameriten. Pero aquí estaríamos hablando de aquellas cuyo impacto es secundario (como conducir con licencia vencida), no de las de fondo.
La expresión seguridad vial, tomada fríamente, es una estadística hueca. Hay que enfocarla en términos de muerte causada por la irresponsabilidad de algún conductor y visualizada potencialmente en términos de nuestros parientes más cercanos, para que cobre su verdadera y sombría dimensión.
En este país de muy poca educación vial las leyes de tránsito- lamentablemente- dependen del elemento punitivo para su respeto y cumplimiento. En ese orden de cosas, las multas bajas no disuaden a nadie de incumplir la ley. Es necesario dejar de lado la capacidad económica del individuo para adentrarnos en el ámbito de la seguridad a la hora de conducir un vehículo automotor. Para nadie es un secreto que las infracciones bajaron cuando las multas subieron, sin perjuicio de la capacidad económica de los conductores.
Cuando de preservar la vida humana se trata- ajena y propia- es imprescindible ver los autos como armas mortales y relegar las desigualdades inevitables del ser humano a un segundo plano. Los pobrecitos que no pueden pagar las multas altas son generalmente quienes compran los vehículos más viejos y deteriorados y quienes les dan el menor mantenimiento. Esto hace que sus armas se vuelvan más mortales aún, causando mayor cantidad de accidentes porque fallaron los frenos, la dirección, las rótulas, etc.
Sí a esto le sumamos que hay muchos conductores que en vez de pagar por tomar un curso serio de conducción prefieren pagar una chiza para que, sin saber conducir, uno de esos corruptos que Canal 7 recientemente puso en evidencia le otorgue la licencia de conducir, las carreteras se tornan trampas mortales.
El cometer una imprudencia tiene que ser impensable para los conductores y para ello son necesarias las multas agresivas. Quienes, a pesar de lo anterior, sigan creyendo que es mejor reducir las multas y volver al pasado vacilón, deben recordar que sí las leyes de tránsito no se violan tampoco hay multas que pagar. Como resultado, el valor económico pierde relevancia ante el cumplimiento responsable de las normas de tránsito.
Lamentablemente, la insensatez de la Sala Cuarta en cuanto a la obligatoriedad de conducir con el cinturón de seguridad enganchado, una norma básica de defensa de la vida igual que la de respetar los altos, la ha llevado a sumarse a la campaña del pobrecitico, revocando una multa alta que salvaría la vida de muchos inocentes y hasta la de muchos imprudentes. La seguridad vial vista como la estadística hueca.
No hemos querido echar pelos anticipados en la sopa de la Selección de Fútbol de Costa Rica por la escogencia de su entrenador, dándole tiempo a demostrar sí valía, pero los indicadores no son buenos. Las válidas apreciaciones de Tano Pandolfo nos ponen a pensar que la cosa no va bien. Ojalá nos equivoquemos, pero sí este señor no hizo nada con un cuadrazo como la Selección de México, difícilmente hará algo con la nuestra.
El fogueo contra Nigeria, un rejuntado incompleto digno de otro país subdesarrollado, no tiene otra relevancia que resaltar la inoperancia de nuestro equipo. Los traspiés en las contrataciones de la Federación se van tornando mayúsculos.
Uno fue singracia. El segundo ya es desgracia.

Humberto Pacheco
vikocr@racsa.co.cr

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