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Victoria en un santiamén

Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Jueves 27 enero, 2011




Victoria en un santiamén
En un abrir y cerrar de ojos la Liga transformó un dulce sueño en una pesadilla
Al Barrio México le bastaron ayer diez emotivos minutos; jugados con convicción, fe y corazón, para volcarle un marcador al campeón en un partido que al minuto 72 parecía tener irremediablemente perdido.
Aunque algunos periodistas describieron este juego como un partidazo, el mejor del campeonato dijeron algunos, antes del min. 72, lo que se vio fue a una Liga, un poco más allá de media máquina, ante un Barrio México muy limitado, con siete titulares menos y que ponía empeño, aunque con eso parecía no alcanzarle para obtener un buen resultado.
Dos goles de Argenis Fernández, uno al min. 29 aprovechando un excelente centro de Salvatierra y otro al min. 69, cuando sorprendió por el centro del área, parecían sentenciar el encuentro.
No obstante, en la complementaria, el ingreso de Walter Chévez, la lesión de Elías Palma y un innecesario y, por qué no decirlo, tonto penal de Cristhopher Meneses contra Hansel Arauz, al min. 71, empezaron a cambiar el panorama de un juego que hasta ese momento tenía toda la lógica del mundo.
Ahora sí, tras ese lanzamiento desde los 12 pasos, que anotó Chévez, y que por cierto, hay que decirlo, después de que los mexicanistas sacaron la bola de la valla rojinegra, Alfonso Quesada le lanzó una patadita disimulada a un jugador del Barrio, que bien le hubiese costado la roja (otra tontera), los mexicanistas se llenaron de fe, convicción y sobre todo acierto: dos opciones, dos goles, mientras que Alajuelense fue una pila de errores y desconcentraciones.
El mérito fue totalmente mexicanista, porque supieron aprovechar el momento; al min. 77 Josué Mitchel asustó y al 78, James Scott sacó un remate que pareció pegar en Salvatierra e introducirse en la meta de Quesada.
Pero la Liga no había pasado el susto, Marín perdió el balón, se le vino el Barrio y Scott puso un pase con ventaja para Mitchell, quien marcó el 3-2 definitivo, ante un Alajuelense que no podía creerse estar perdiendo su invicto en un juego que por mucho rato pareció de trámite.
Un aplauso para el Barrio que gana su primer partido, y un jalón de orejas para un Alajuelense, que con un elenco superior a su rival, no supo ni pudo mantener una victoria que era suya, y que con coraje y determinación, los mexicanistas le arrebataron.

Luis Rojas
lrojas@larepublica.net






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