Vicepresidentas
| Sábado 18 enero, 2014
Ojalá estas privilegiadas damas no sean silenciosas. Que sean audaces y llenas de coraje, capaces de luchar y aportar
Vicepresidentas
Desde la existencia de las primeras civilizaciones, se ha impuesto socialmente una degradación a la mujer, como si fuera inferior y menos capaz. A pesar de tener todo en contra, esta ha ido poco a poco abriéndose paso en la sociedad, ganando derechos, importancia y fuerza. Costa Rica ocupa según el Foro Económico Mundial, el puesto 31 de 136 países en el tema de igualdad de género. Nada mal para una pequeña nación centroamericana, pero siempre con margen de mejora.
Aunque se diga que no hay desigualdad, la realidad es otra: sigue habiendo y mucha. Por eso, de cara a las elecciones de 2014, las candidatas a la vicepresidencia adquieren relevancia y, han despertado un inusual interés mediático. Todas ellas cuentan con la preparación, experiencia y carácter para darse a valer en ese puesto.
Sin embargo, los costarricenses, y las mismas candidatas, deben tener presente que ese rol es un fuerte instrumento para seguir rompiendo barreras en nombre del género. Que la relevancia que han adquirido no se debe solo al cargo político al que aspiran o a sus ideologías, sino a su perfil como mujeres, y por las responsabilidades que cargan en sus espaldas en favor de sus conciudadanas.
¿Por qué los medios de comunicación y diversas organizaciones les han dado tanta atención a estas señoras, invitándolas a actividades con una frecuencia que no se había visto antes? Es una señal de la madurez que ha ido ganando nuestra sociedad, que va levantando a la mujer y ayudándola en su pelea. Madurez que se reflejó a la hora de elegir a la presidenta Laura Chinchilla. Independientemente de si su labor nos satisface o no, abrió un camino importantísimo para las mujeres. Lo fundamental es que el juicio que hagamos como sociedad sobre su desempeño en la Presidencia, no esté tampoco cargado de ideas preconcebidas debido a su género.
Ahora la bola la tienen las candidatas para seguir estos ejemplos. No deben abnegarse y esconderse, sino poner manos a la obra y hacerse presentes. No se trata de ser simples consejeras en el ámbito social, sino de ser presencias firmes y valerosas, sin que les tiemble el pulso a la hora de encarar situaciones difíciles para el país.
Están ahí para ayudar a gobernar, para ser la mano derecha del presidente y ayudarlo a encaminarnos por el rumbo correcto. Tienen que dejar a su género en la cima, para que el machista vaya acostumbrándose a ver a mujeres en puestos altos.
De acuerdo con estudios del INEC, la mujer gana menos dinero en comparación al hombre, y representa un porcentaje menor en la participación laboral formal. Estas candidatas deben continuar disminuyendo la brecha, de la mano con la sociedad, para que los próximos datos del FEM muestren a una Costa Rica cada vez más equitativa a nivel de género. Los ciudadanos debemos percatarnos de que la desigualdad sigue existiendo, y tenemos el deber de colaborar y dejar atrás cualquier desigualdad y discriminación.
Ojalá estas privilegiadas damas no sean silenciosas. Que sean audaces y llenas de coraje, capaces de luchar y aportar. De ayudar al país y al gobierno, y que ayuden a grabar en los costarricenses que hombres y mujeres somos iguales, y que debemos seguir madurando. Pero sobre todo, que hagan ver a todos que la sociedad hace bien en apoyar y promover a uno de sus mayores y mejores potenciales, la mujer.
Gianluca Boncompagni
Estudiante de periodismo