Logo La República

Jueves, 12 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


Vicepresidencias

Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 16 octubre, 2013


Creo que es menester agradecer a los y las candidatas que hoy conforman las nóminas de las fórmulas presidenciales su coraje y determinación


Hablando Claro

Vicepresidencias

El repaso a los nombres y respectivas calidades de los vicepresidentes y vicepresidentas escogidos por los candidatos nos deja un buen sabor de boca. Independientemente de sus orientaciones, capacidades y habilidades específicas, tenemos a la vista el producto de un esfuerzo por designar ciudadanos costarricenses honorables que proporcionan lucidez a las listas y potencian la oferta electoral. Algunos por supuesto tienen más trayectoria tanto en la política como en el ejercicio de funciones públicas. Unos tienen mejor desempeño mediático y ello constituye un valor agregado incuestionable, particularmente en esta época en que la política es, fundamentalmente, un quehacer mediatizado.
Pero todos, en mayor o menor grado, reitero, son personas de valía que merecen por tanto un reconocimiento de entrada: el reconocimiento de haber accedido a dejar las zonas de confort de sus vidas familiares, del ejercicio profesional liberal, de la academia o de la empresa privada para hacer parte medular de la gestión no suficiente pero sí básica fundamental de la democracia; la democracia electoral.
Dicho lo anterior, sé que no resulta políticamente correcto en nuestro medio referirse a la complejidad que significó para prácticamente todos los candidatos lograr esas aceptaciones. Pero es menester hacerlo porque cada vez resulta más difícil conseguir que ciudadanos con sólida formación y principios éticos de reconocida solvencia, estén dispuestos a jugarse el todo por el todo, entrando a la arena descarnada de la política sabiendo que es un entramado complejísimo donde se trabaja mucho, se gana poco y se pone en juego casi todo por servirle a la Patria.
En otras palabras, no se trata solo del hecho ya de por sí absurdo e incomprensible de que las funciones más altas del ejercicio público sean tan mal pagadas en nuestro país, sino que además, en estos tiempos, sea un ejercicio socialmente devaluado y hasta satanizado.
Quien se atreve a ser parte, sabe que sus días de paz, armonía y tranquilidad quedan atrás para entrar a un juego de arenas movedizas en las que encontrará trampas externas por doquier y enemigos internos a granel.
Todos los aspirantes presidenciales han enfrentado enormes dificultades y muchas declinaciones en el camino para encontrar buenos candidatos a las vicepresidencias, sin dejar de lado que muchos otros no aceptaron ir a las listas diputadiles.
Sin duda, lo mismo le sucederá al Presidente electo con la composición de ministerios y autónomas. Políticos, ciudadanos y medios hemos devaluado la función de los altos cargos públicos a su mínima expresión.
Por eso creo que es menester agradecer a los y las candidatas que hoy conforman las nóminas de las formulas presidenciales su coraje y determinación. La mayoría sabiendo que no fueron los primeros de la lista a quienes se les pidió aceptar.

Vilma Ibarra

NOTAS ANTERIORES


La palabra valor

Viernes 06 diciembre, 2024

Por muchos años, en las empresas, se le ha dado prioridad al valor económico que se genera y que es exigido por sus accionistas







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.