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Veinte años después

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 08 diciembre, 2014


Ha faltado una mayor dinámica productiva frenada por la falta de aumento de la productividad. Es hora de eliminar esos obstáculos


Disyuntivas

Veinte años después

Leyendo entre líneas e interpretando tanto afirmaciones como omisiones, los valiosos Informes sobre el Estado de la Nación anteriores dan pie a entender que los problemas enfrentados desde hace 20 años, se deben al modelo económico posterior a la crisis de 1980-1984.
Ahora, y en especial con la inclusión del capítulo “Veinte Años Después” que compara los logros y fracasos desde el primer informe en 1994 hasta el actual, se reconocen los avances obtenidos por la apertura económica y la inversión extranjera, la profundización de los programas sociales, la conservación ambiental y la “democratización de la democracia”.
También se señalan los problemas no resueltos, los errores incurridos en el proceso y los importantes retos y fragilidades institucionales que enfrentamos.
Esto se logra, en parte, porque se aborda el legado del modelo proteccionista y el gigantismo estatal. Así se recuerdan los inmensos retos que enfrentó nuestro país cuando se vio forzado —por el imperio de la realidad— a cambiar sus políticas económicas, sociales y de gobernanza.
El rompimiento del esquema de desarrollo vivido hasta esa crisis significó tal agote fiscal, que la cuarta parte de una generación perdió la oportunidad —que antes había tenido— de completar educación secundaria.
Dice este Vigésimo Informe: “Los recortes en la inversión social y el retroceso en las oportunidades laborales y educativas crearon una desventaja que afectó a la generación de jóvenes más numerosa que ha conocido el país…”
Como era previsible y como lo reconoce el Vigésimo Informe, el cambio posterior a la crisis “fue producto de una etapa de tensos forcejeos y negociaciones sociales y políticas, en la cual ningún grupo tuvo el poder suficiente para imponerse en todos los campos. Ello explica los ritmos desiguales con que se tomaron las decisiones”.
Esto explica algunas dificultades que experimentó Costa Rica para lograr mejores resultados con las medidas tomadas. Fuimos a fines de los ochenta e inicios de los noventa de las naciones más adelantadas en adoptar los cambios del modelo y con rapidez eliminamos el incremento en la pobreza creado por la crisis, pero luego las ruedas de la carreta se entrabaron.
Al deterioro del bipartidismo no se le quiso acompañar de un cambio del sistema presidencial que ya no era el adecuado. No se aceptó cambiar actividades y activos estatales por más infraestructura, mayores recursos para los programas sociales y mejores resultados fiscales. No se ha permitido reducir y modernizar los sistemas regulatorios que afectan la producción y al ambiente, ni focalizar los programas sociales y evaluarlos.
Se ha impedido mayor y más barata generación eléctrica con recursos renovables. Los muy importantes avances en el sistema de salud de los noventa y en inclusión en educación secundaria de fines de esa década no han podido disminuir la pobreza por la magnitud del deterioro que sufrieron esos sistemas a causa de la crisis de los ochenta, y porque ha faltado una mayor dinámica productiva frenada por la falta de aumento de la productividad.
Es hora de eliminar esos obstáculos. No esperemos otra crisis.

Miguel Angel Rodríguez

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