Urge reforzar prevención
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 10 enero, 2009
Cuando un sismo fuerte se produce a relativa baja profundidad y cerca de zonas pobladas, difícilmente dejará de ocasionar saldos materiales y humanos como los que sacudieron Vara Blanca, Poás y comunidades aledañas.
Sin embargo, las consecuencias pudieron ser mucho peores de no haber contado el país con el Código Sísmico que rige desde 1974, y que debe ser sujeto de actualizaciones periódicas, la última de ellas fue hace siete años.
Su aplicación marca diferencia, por lo que los daños se han restringido principalmente a la superficie más próxima del epicentro, sin llegar a los centros de población más densos y a las edificaciones de mayor envergadura.
Mas no hay que lanzar las campanas al vuelo, puesto que en los sectores más afectados los daños pudieron amortiguarse. Esto porque quedó en evidencia la construcción de residencias y comercios en terrenos proclives a sufrir por deslizamientos y cabezas de agua, así como deficiencias en algunas de las infraestructuras caídas.
Entre las principales exigencias que rigen desde 2002 están la utilización de vigas y placas antisísmicas, que permitan una oscilación de los inmuebles que garantice su resistencia a los movimientos telúricos. Pero los equipos periodísticos de LA REPUBLICA constataron que en muchas de las residencias caídas esto no se cumplió, así como tampoco la supuesta obligatoriedad de construir paredes de más de siete metros siempre con columnas, contando con reforzamientos de varillas de acero y las denominadas vigas corona.
No basta con la existencia del Código en sí, hay que garantizar su aplicación robusteciendo la supervisión y por ende la prevención.
Tampoco conviene confiarse en los planos infraestructurales allende del epicentro, puesto que los desplomes podrían darse a posteriori, por efecto acumulativo. No es alarmismo. Vale recordar que un informe de técnicos japoneses reveló el mal estado de diez puentes en las principales vías del país, y en general la falta de mantenimiento de estas estructuras, lo que exige con carácter urgente su revisión después del sismo y, si es del caso, el cierre para dar paso a un reforzamiento impostergable.