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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Unir formas de prevención

Si las personas abandonaran la mala costumbre de toser o estornudar sin cubrir su boca con un pañuelo desechable o al menos con su brazo, se evitarían muchos otros contagios, no solo el de la

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 30 enero, 2010


Editorial


Se ha generado una controversia en el país a causa de la vacunación forzada contra la gripe A H1N1. Las autoridades de Salud aseguran que esto es necesario en el caso de las personas con factores de riesgo. La medida busca que estas, que podrían ser más susceptibles de contraer la enfermedad y tener complicaciones, sean protegidas y que además, no se conviertan en transmisoras de esta gripe ya que la posibilidad de contagio comienza 24 horas antes de que aparezcan los síntomas. Quienes cuestionan la medida, por su parte, se basan en que esto quebranta el derecho de las personas a tomar decisiones sobre su propia salud y cuerpo y en que una persona únicamente si ya contrajo la enfermedad podría poner en riesgo la salud pública, por lo cual solo en ese caso sí debe ser obligada a seguir el tratamiento correspondiente y hasta controlar su libertad de tránsito para evitar que contagie. Se escuchan opiniones encontradas también, entre los profesionales en medicina, sobre posibles efectos secundarios de la vacuna. Efectivamente el Estado debe resguardar la salud pública dentro del marco de acción que la ley le permita, y lo deseable es que en este sentido nunca se lleguen a cometer abusos, que la población sea oportuna y suficientemente informada sobre las medidas que se tomen y su razón de ser y sobre la inocuidad de la dosis que será obligada a inocularse. No obstante, es indispensable resaltar el hecho de que a las medidas para situaciones de emergencia deben sumarse otras que conducen también al resguardo de la salud pública. Debe generarse un cambio en los hábitos de los costarricenses lo cual traería un enorme beneficio no solo en momentos de una pandemia sino para la prevención de muchas otras enfermedades. Si las personas abandonaran la mala costumbre de toser o estornudar sin cubrir su boca con un pañuelo desechable o al menos con su brazo, se evitarían muchos otros contagios, no solo el de la gripe A. Este y otros cambios en la cultura solo pueden lograrse por la vía de la educación. Es decir, que el asunto no es únicamente tarea de las autoridades de Salud sino de campañas y directrices para que toda la población deba contribuir al cambio de actitud necesario en sitios en donde se reúne gente como centros educativos, oficinas públicas, centros de trabajo, comercio, lugares de ocio y en los propios hogares.









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