Una mina de oro para el país
| Martes 17 noviembre, 2009
Una mina de oro para el país
Costa Rica tiene en el sector de telecomunicaciones una riqueza de enorme valor. Las carreteras del desarrollo del país pasan por saber aprovechar el activo más importante que tiene hoy en día una nación, más allá de sus recursos naturales y su gente, el espectro radioeléctrico es una verdadera mina de oro para el país. No se trata de explotarlo como el oro a cielo abierto, dejando a su paso desolación y destrucción, se trata de ordenarlo, planificarlo y redistribuirlo de la mejor forma posible, de tal manera que se propicie un ambiente de negocios adecuado y sobre todo, el mayor beneficio social posible.
Las nuevas leyes marco de telecomunicaciones y la ley de fortalecimiento de las empresas del sector, así como los recientes reglamentos aprobados por el MINAET, son un primer pilar para el desarrollo de un sector que por muchos años ha estado ocultado en manos de un monopolio público y de algunos actores privados, que se han beneficiado del uso del espectro, sin mayor contemplación a su valor comercial y sobre todo, a las potencialidades que tiene dicho recurso para el desarrollo del país. No es por casualidad que se ha despertado ya cierta sospecha por la reciente formación de la comisión encargada de valorar lo referente a la Televisión Digital en el país. No está tampoco demás decir de la importancia que suscita la apertura en Internet y en celulares, así como los negocios de valor agregado que se han abierto al mercado y a la competencia. El ordenamiento y la planificación del espectro deben ser una oportunidad clara para favorecer una democratización de los espacios de comunicación colectiva del país, deben garantizar un uso adecuado del recurso y sobre todo, espacio para el desarrollo tecnológico del país, de su gente, de sus empresas.
Todo lo anterior amerita una muy adecuada regulación, si bien se han seguido los pasos para la formación de la SUTEL y se han desarrollado algunas competencias en materia de regulación, sobre todo en términos de crear condiciones para atraer recursos humanos de calidad, así como un espacio físico y condiciones de trabajo adecuadas; se requiere mucho más que lo anterior para consolidar una regulación apropiada. Las decisiones con tinte político pueden dar al traste con instancias de requerimiento y competencias técnicas. Es necesario crear las competencias y la cultura regulatoria en el sector. Ya los primeros intentos de regular al ICE han tenido consecuencias importantes, pero la apertura de los próximos meses tendrá muchos otros conflictos y enfrentamientos entre un distribuidor mayorista público y muchos seguidores privados, todos intentando apoderarse de más poder en el mercado y como tal, de condiciones para garantizar rentas. ¿Cómo asegurarse que el regulador no será capturado en una de estas dos partes? ¿Cómo fortalecer la presencia de una regulación sana y que favorezca la diversidad tecnológica, la competencia y sobre todo, la calidad y acceso a precios razonables para todos? Estas son preguntas aún sin resolver. Algunas de ellas son parte de nuestra agenda de investigación universitaria en el proyecto REINA del CINPE en la Universidad Nacional, otras requerirán mayores esfuerzos de aprendizaje en el desarrollo de las instituciones regulatorias, pero eso sí, estamos seguros que la mina de oro se ha abierto a la luz, esperemos que el país sea capaz de aprovecharla para el bienestar de la mayor parte de su gente, que tanto lo necesita.
Leiner Vargas Alfaro
lvargas@una.ac.cr
Costa Rica tiene en el sector de telecomunicaciones una riqueza de enorme valor. Las carreteras del desarrollo del país pasan por saber aprovechar el activo más importante que tiene hoy en día una nación, más allá de sus recursos naturales y su gente, el espectro radioeléctrico es una verdadera mina de oro para el país. No se trata de explotarlo como el oro a cielo abierto, dejando a su paso desolación y destrucción, se trata de ordenarlo, planificarlo y redistribuirlo de la mejor forma posible, de tal manera que se propicie un ambiente de negocios adecuado y sobre todo, el mayor beneficio social posible.
Las nuevas leyes marco de telecomunicaciones y la ley de fortalecimiento de las empresas del sector, así como los recientes reglamentos aprobados por el MINAET, son un primer pilar para el desarrollo de un sector que por muchos años ha estado ocultado en manos de un monopolio público y de algunos actores privados, que se han beneficiado del uso del espectro, sin mayor contemplación a su valor comercial y sobre todo, a las potencialidades que tiene dicho recurso para el desarrollo del país. No es por casualidad que se ha despertado ya cierta sospecha por la reciente formación de la comisión encargada de valorar lo referente a la Televisión Digital en el país. No está tampoco demás decir de la importancia que suscita la apertura en Internet y en celulares, así como los negocios de valor agregado que se han abierto al mercado y a la competencia. El ordenamiento y la planificación del espectro deben ser una oportunidad clara para favorecer una democratización de los espacios de comunicación colectiva del país, deben garantizar un uso adecuado del recurso y sobre todo, espacio para el desarrollo tecnológico del país, de su gente, de sus empresas.
Todo lo anterior amerita una muy adecuada regulación, si bien se han seguido los pasos para la formación de la SUTEL y se han desarrollado algunas competencias en materia de regulación, sobre todo en términos de crear condiciones para atraer recursos humanos de calidad, así como un espacio físico y condiciones de trabajo adecuadas; se requiere mucho más que lo anterior para consolidar una regulación apropiada. Las decisiones con tinte político pueden dar al traste con instancias de requerimiento y competencias técnicas. Es necesario crear las competencias y la cultura regulatoria en el sector. Ya los primeros intentos de regular al ICE han tenido consecuencias importantes, pero la apertura de los próximos meses tendrá muchos otros conflictos y enfrentamientos entre un distribuidor mayorista público y muchos seguidores privados, todos intentando apoderarse de más poder en el mercado y como tal, de condiciones para garantizar rentas. ¿Cómo asegurarse que el regulador no será capturado en una de estas dos partes? ¿Cómo fortalecer la presencia de una regulación sana y que favorezca la diversidad tecnológica, la competencia y sobre todo, la calidad y acceso a precios razonables para todos? Estas son preguntas aún sin resolver. Algunas de ellas son parte de nuestra agenda de investigación universitaria en el proyecto REINA del CINPE en la Universidad Nacional, otras requerirán mayores esfuerzos de aprendizaje en el desarrollo de las instituciones regulatorias, pero eso sí, estamos seguros que la mina de oro se ha abierto a la luz, esperemos que el país sea capaz de aprovecharla para el bienestar de la mayor parte de su gente, que tanto lo necesita.
Leiner Vargas Alfaro
lvargas@una.ac.cr