Una lucha inspiradora
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 01 diciembre, 2007
La guerra contra el narcotráfico que en los últimos meses se ha librado en el país es una de las pocas noticias positivas en el tema de la seguridad ciudadana.
La captura de una lancha pesquera esta semana en el Pacífico norte del país, con 1.600 kilos de cocaína, es un nuevo acierto que en gran medida se debe al éxito del convenio de patrullaje conjunto con Estados Unidos.
La embarcación, tripulada por seis costarricenses y un nicaragüense vecinos de Puntarenas, fue detenida en la línea fronteriza con Nicaragua, mientras intentaba pasar el cargamento a otro barco mexicano llamado Jurel IV.
En lo que va del año las autoridades han decomisado cuatro barcos costarricenses y diez lanchas rápidas colombianas ligadas al narcotráfico internacional.
Con el hallazgo de esta semana son casi 30 las toneladas de cocaína que este año ha logrado decomisar la Policía de Control de Drogas (PCD) tanto en el mar como en tierra local.
Esta no solo constituye una cifra récord para el país, sino también una fuente de inspiración para las autoridades encargadas de la seguridad ciudadana en otros ámbitos.
Lo que en este periodo se ha logrado cosechar en materia antidrogas es una demostración de la capacidad que puede tener el país para enfrentar a la delincuencia, aun hasta la más sofisticada.
Muchas familias están esperando que se responda con la misma eficiencia a los crímenes que se han perpetrado contra sus seres queridos, muchos niños reclaman un castigo contra sus agresores antes de que estos vuelvan a atacarlos, muchas víctimas de los robacarros esperan poder salir a la calle sin el temor de tener que vivir la misma experiencia.
Sin embargo, lejos de poder ofrecer esa tranquilidad a la ciudadanía, lo que las autoridades han podido hacer con certeza es afirmar que en Costa Rica la inseguridad nos está ganando la partida y la realidad es que estamos viviendo con la latente amenaza de toparnos con un maleante.
Costa Rica y su prestigio de paz no puede perderse en las manos de unos pocos; así como se ataca el narcotráfico, se deben atacar otros flancos.