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Viernes, 26 de abril de 2024



EDITORIAL


Una legislatura responsable en 2011

A lo interno de los partidos políticos surgen diferencias entre dirigentes, las cuales cuando estos asumen el poder, perjudican no solo al grupo sino también al país

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 23 diciembre, 2010


Editorial


Los partidos políticos son, como su nombre lo indica, una parte de un todo, a cuyos fines deben servir. Ese todo es esencialmente la comunidad política que representan, objeto hacia el cual deben tender si no desean caer en un ocaso electoral o en la degeneración de los fines que inspiraron su constitución.

Por tanto, tales agrupaciones deberían tener una vocación de servicio que caracterice su política partidista. Pero a lo interno de estas, surgen diferencias o antagonismos entre dirigentes, las cuales, cuando los partidos asumen el poder, perjudican no solo al grupo sino también al país y sus intereses.

Consecuencia de esto son los múltiples partidos cometa, cuya declinación se gesta casi siempre a lo interno de la agrupación, originada en ambiciones de grupos o personas, que terminan prefiriendo su destrucción antes que su fortalecimiento y permanencia.

En síntesis, los intereses creados generan una división que resulta fatal para el futuro de tales organizaciones.

Un buen desempeño partidario implica desechar ambiciones personales que siguiendo los postulados de la lógica pocas veces llegan a cumplirse; son muy pocos las cargos de poder en comparación con la cantidad de aspirantes a ocuparlos.

La Administración actual ha enfrentado algunos desacuerdos desde el principio, precisamente con legisladores de su propio partido, casi siempre por intereses particulares de distintos grupos que, de continuar, podrían restarle posibilidades al proceso de recuperación nacional o a algunos proyectos de considerable importancia para el desarrollo de Costa Rica.

Un sentido de prudencia y responsabilidad obliga a los diputados de gobierno a entender que están poniendo en riesgo el futuro de la nación, y que por tanto incurren en el suicidio político; su conducta tiene que estar en función de la Constitución y las leyes. No es conveniente que en 2011 persistan en esa escisión que perjudica tanto los intereses partidistas como los del país.

Afortunadamente, algunas fracciones legislativas en las últimas semanas han apostado al patriotismo —o a la estrategia, para que el país avance, da igual— y se comprometieron a apoyar las gestiones del Ejecutivo, algo que sin duda ayudará a un adelanto de los proyectos de la actual administración, de Costa Rica y, como consecuencia lógica, de los partidos que ejecuten un oposición responsable.










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