Una fiesta cívica que nos pertenece
| Jueves 08 octubre, 2009
Una fiesta cívica que nos pertenece
Un pueblo agradecido conserva siempre el asombro ante su democracia. No importa cuántas calles haya visto inundadas por banderas de todos los colores políticos, su corazón se llena de orgullo al verlas ondear de nuevo. No importa cuántas veces haya escrito su firma en un padrón electoral, se estremece de emoción al escribirla de nuevo. No importa cuántos años hayan pasado desde la última vez que se sentó, frente al televisor o junto al radio, a escuchar los resultados de unas elecciones, igual contiene la respiración al escucharlos de nuevo. Porque sabe que su democracia no puede darse por sentada. Porque sabe que su libertad es una bendición maravillosa, que otros pueblos, no muy lejos de aquí, aún están luchando por alcanzar.
El 7 de octubre, el Tribunal Supremo de Elecciones convocó oficialmente a las elecciones nacionales. Una vez más, los costarricenses demostraremos lo mejor de nuestras tradiciones y de nuestras esperanzas. Una vez más, tomaremos el destino en nuestras manos para escribir, con tinta y con fe, el futuro que queremos construir para las generaciones venideras. Debemos dar gracias porque en este proceso contamos con la intachable labor de un Tribunal Supremo de Elecciones que nunca nos ha defraudado. Un Tribunal cuya rectitud nos permite tener la certeza de que el segundo domingo de febrero de 2010, conoceremos la voluntad de la mayoría.
Como es su deber, el Gobierno de la República guardará total neutralidad durante esta campaña, y será apenas un espectador de una fiesta cívica que le pertenece al pueblo de Costa Rica. En acatamiento de las normas electorales, a partir del llamado a elecciones del Tribunal Supremo de Elecciones dejaremos de transmitir las habituales cadenas de televisión, así como los mensajes sobre rendición de cuentas de la labor de Gobierno.
Por eso he querido darle las gracias al pueblo de Costa Rica. Por cada día en que muestra su apoyo a nuestro esfuerzo; por cada instante en que nos brinda el mayor premio que puede recibir un Gobierno: la confianza. Hemos puesto a Costa Rica a caminar de nuevo. Hemos logrado que los costarricenses vuelvan a soñar. Hemos llevado la inversión social hasta su nivel más alto en la historia, casi la mitad del presupuesto nacional, aún en medio de la peor crisis económica de los últimos 80 años. Hemos preparado a nuestra economía para los retos del siglo XXI, insertándonos en el mercado mundial y quintuplicando nuestra inversión en infraestructura. Hemos mantenido la ética en la función pública, y le hemos demostrado a los costarricenses que aún hay razones para creer en la política. Porque hemos probado con obras nuestro compromiso con quienes más nos necesitan.
Cada joven costarricense que hoy puede ir a las aulas, en lugar de trabajar, gracias a una beca de Avancemos; cada niño que aprende a hablar en inglés, a usar Internet o a tocar un instrumento musical; cada adulto mayor que recibe una pensión que le permite vivir dignamente; cada empresario que agradece que por fin nuestra economía tenga un norte definido; cada agricultor que tiene acceso al crédito; cada turista que admira los esfuerzos ambientales que hemos hecho. Ellos son los que hablan en nombre de nosotros.
Por mi parte, seguiré en contacto con los costarricenses de la manera en que pueda. Seguiré en las giras presidenciales, en las visitas a las comunidades, en las actividades que siempre me han llevado cerca de mi pueblo; un pueblo que puede tener la certeza de que, hasta el 8 de mayo, tendrá a su Presidente al lado, luchando hombro a hombro por construir un mejor destino para Costa Rica. Estoy convencido de que, sin el cariño de todos los costarricenses, no habríamos llegado tan lejos.
Oscar Arias Sánchez
Presidente de la República
Un pueblo agradecido conserva siempre el asombro ante su democracia. No importa cuántas calles haya visto inundadas por banderas de todos los colores políticos, su corazón se llena de orgullo al verlas ondear de nuevo. No importa cuántas veces haya escrito su firma en un padrón electoral, se estremece de emoción al escribirla de nuevo. No importa cuántos años hayan pasado desde la última vez que se sentó, frente al televisor o junto al radio, a escuchar los resultados de unas elecciones, igual contiene la respiración al escucharlos de nuevo. Porque sabe que su democracia no puede darse por sentada. Porque sabe que su libertad es una bendición maravillosa, que otros pueblos, no muy lejos de aquí, aún están luchando por alcanzar.
El 7 de octubre, el Tribunal Supremo de Elecciones convocó oficialmente a las elecciones nacionales. Una vez más, los costarricenses demostraremos lo mejor de nuestras tradiciones y de nuestras esperanzas. Una vez más, tomaremos el destino en nuestras manos para escribir, con tinta y con fe, el futuro que queremos construir para las generaciones venideras. Debemos dar gracias porque en este proceso contamos con la intachable labor de un Tribunal Supremo de Elecciones que nunca nos ha defraudado. Un Tribunal cuya rectitud nos permite tener la certeza de que el segundo domingo de febrero de 2010, conoceremos la voluntad de la mayoría.
Como es su deber, el Gobierno de la República guardará total neutralidad durante esta campaña, y será apenas un espectador de una fiesta cívica que le pertenece al pueblo de Costa Rica. En acatamiento de las normas electorales, a partir del llamado a elecciones del Tribunal Supremo de Elecciones dejaremos de transmitir las habituales cadenas de televisión, así como los mensajes sobre rendición de cuentas de la labor de Gobierno.
Por eso he querido darle las gracias al pueblo de Costa Rica. Por cada día en que muestra su apoyo a nuestro esfuerzo; por cada instante en que nos brinda el mayor premio que puede recibir un Gobierno: la confianza. Hemos puesto a Costa Rica a caminar de nuevo. Hemos logrado que los costarricenses vuelvan a soñar. Hemos llevado la inversión social hasta su nivel más alto en la historia, casi la mitad del presupuesto nacional, aún en medio de la peor crisis económica de los últimos 80 años. Hemos preparado a nuestra economía para los retos del siglo XXI, insertándonos en el mercado mundial y quintuplicando nuestra inversión en infraestructura. Hemos mantenido la ética en la función pública, y le hemos demostrado a los costarricenses que aún hay razones para creer en la política. Porque hemos probado con obras nuestro compromiso con quienes más nos necesitan.
Cada joven costarricense que hoy puede ir a las aulas, en lugar de trabajar, gracias a una beca de Avancemos; cada niño que aprende a hablar en inglés, a usar Internet o a tocar un instrumento musical; cada adulto mayor que recibe una pensión que le permite vivir dignamente; cada empresario que agradece que por fin nuestra economía tenga un norte definido; cada agricultor que tiene acceso al crédito; cada turista que admira los esfuerzos ambientales que hemos hecho. Ellos son los que hablan en nombre de nosotros.
Por mi parte, seguiré en contacto con los costarricenses de la manera en que pueda. Seguiré en las giras presidenciales, en las visitas a las comunidades, en las actividades que siempre me han llevado cerca de mi pueblo; un pueblo que puede tener la certeza de que, hasta el 8 de mayo, tendrá a su Presidente al lado, luchando hombro a hombro por construir un mejor destino para Costa Rica. Estoy convencido de que, sin el cariño de todos los costarricenses, no habríamos llegado tan lejos.
Oscar Arias Sánchez
Presidente de la República