Una década filantrópica
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 31 diciembre, 2010
Una década filantrópica
El anuncio de multimillonarios de donar la mayoría de su fortuna convierte a estos primeros diez años del siglo XXI de los más altruistas de la historia
El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, se sumó este mes al club de los multimillonarios de EEUU que donarán la mayor parte de su fortuna a obras caritativas en un anuncio que culmina la que algunos han acuñado ya como “década filantrópica”.
El encargado de inaugurar la tendencia fue el inversor Warren Buffett, un magnate famoso por su frugalidad, que en junio de 2006 sorprendió a sus compatriotas y al mundo al prometer que destinaría el 99 por ciento de su patrimonio, valorado en unos 50 mil millones de dólares, a causas benéficas.
“Quiero dejarles a mis hijos lo suficiente para que sientan que puedan hacer cualquier cosa que deseen pero no tanto como para que no tengan ganas de hacer nada”, le gusta decir a Buffett.
Este año, él y sus amigos Bill y Melinda Gates, que también han prometido ceder la mayoría de su capital, lanzaron oficialmente “The Giving Pledge” (La promesa de dar), una campaña que invita a los estadounidenses más ricos a destinar su fortuna al bien común.
“A menudo las vastas colecciones de posesiones acaban por poseer a su dueños”, señala Buffett en una carta en el sitio web de “The Giving Pledge” en la que invita a los afortunados como él a seguir sus pasos y en la que asegura que su activo más preciado, “aparte de la salud”, son los buenos amigos.
A horas de que acabe el año, cerca de 60 multimillonarios se han sumado ya a “La promesa de dar”.
La lista incluye al director de cine George Lucas, al empresario Ted Turner, el magnate David Rockefeller, el inversor Carl Icahn y el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, entre otros.
“La realidad de las grandes fortunas es que ni las puedes gastar ni te las puedes llevar contigo”, explica Bloomberg en su “promesa de dar”, en la que asegura que el grupo formado por Buffett y Gates puede tener un impacto “sin precedentes en lo que la filantropía puede alcanzar”.
La cultura filantrópica está profundamente arraigada en EEUU, donde hay 1,5 millones de ONG, más de 60 millones de voluntarios e infinidad de movimientos comunitarios.
La que Buffett describe como “la sociedad más generosa del planeta” ha donado a causas benéficas más de 300 mil millones de dólares anuales en los últimos años, según los datos de la organización Giving USA.
Las muestras de generosidad se repiten a gran y pequeña escala.
Estos días, por ejemplo, ha saltado a los medios de comunicación estadounidenses la historia de Reed Sandridge, un ex empleado de una organización sin ánimo de lucro de la capital estadounidense que se quedó sin trabajo en setiembre de 2009.
“Me deprimí un poco. Quería conseguir un trabajo (...) realmente quería algún tipo de responsabilidad y también conectar con mi comunidad local”, explicaba Sandridge este mes en una entrevista con el blog Huffington Post.
Tras analizar sus finanzas, descubrió que tenía ahorros para sobrevivir un año y algún dinero sobrante que decidió entregar al ritmo de diez dólares diarios a un extraño que lo necesitase en una especie de experimento social.
Un año más tarde, Sandridge, que relata su experiencia en el blog “A year of giving” (“Un año de regalos”), está mucho mejor que cuando empezó y no solo porque ha encontrado trabajo sino porque asegura que el dar lo ha convertido en un ser humano “más rico”.
Sandberg dice ser consciente de que los diez dólares diarios que donó durante un año no pueden cambiar la vida de nadie, pero aun así asegura confiar en que el acto de dar inspire a otros a perseguir los ideales que el filósofo francés Auguste Comte imaginó cuando acuñó el término ‘altruismo’, según explica en su blog.
“Los resultados específicos son menos importantes que el bien que podemos alcanzar todos juntos”, concluye el pequeño filántropo estadounidense.
Su próximo proyecto es reclutar a otros desempleados que quieran invertir en “amabilidad” durante una semana y que después relaten sus experiencias.
Sandberg recuerda que con unos 15 millones de personas sin trabajo en Estados Unidos, esa contribución podría lograr una gran diferencia.
Washington / EFE
El anuncio de multimillonarios de donar la mayoría de su fortuna convierte a estos primeros diez años del siglo XXI de los más altruistas de la historia
El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, se sumó este mes al club de los multimillonarios de EEUU que donarán la mayor parte de su fortuna a obras caritativas en un anuncio que culmina la que algunos han acuñado ya como “década filantrópica”.
El encargado de inaugurar la tendencia fue el inversor Warren Buffett, un magnate famoso por su frugalidad, que en junio de 2006 sorprendió a sus compatriotas y al mundo al prometer que destinaría el 99 por ciento de su patrimonio, valorado en unos 50 mil millones de dólares, a causas benéficas.
“Quiero dejarles a mis hijos lo suficiente para que sientan que puedan hacer cualquier cosa que deseen pero no tanto como para que no tengan ganas de hacer nada”, le gusta decir a Buffett.
Este año, él y sus amigos Bill y Melinda Gates, que también han prometido ceder la mayoría de su capital, lanzaron oficialmente “The Giving Pledge” (La promesa de dar), una campaña que invita a los estadounidenses más ricos a destinar su fortuna al bien común.
“A menudo las vastas colecciones de posesiones acaban por poseer a su dueños”, señala Buffett en una carta en el sitio web de “The Giving Pledge” en la que invita a los afortunados como él a seguir sus pasos y en la que asegura que su activo más preciado, “aparte de la salud”, son los buenos amigos.
A horas de que acabe el año, cerca de 60 multimillonarios se han sumado ya a “La promesa de dar”.
La lista incluye al director de cine George Lucas, al empresario Ted Turner, el magnate David Rockefeller, el inversor Carl Icahn y el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, entre otros.
“La realidad de las grandes fortunas es que ni las puedes gastar ni te las puedes llevar contigo”, explica Bloomberg en su “promesa de dar”, en la que asegura que el grupo formado por Buffett y Gates puede tener un impacto “sin precedentes en lo que la filantropía puede alcanzar”.
La cultura filantrópica está profundamente arraigada en EEUU, donde hay 1,5 millones de ONG, más de 60 millones de voluntarios e infinidad de movimientos comunitarios.
La que Buffett describe como “la sociedad más generosa del planeta” ha donado a causas benéficas más de 300 mil millones de dólares anuales en los últimos años, según los datos de la organización Giving USA.
Las muestras de generosidad se repiten a gran y pequeña escala.
Estos días, por ejemplo, ha saltado a los medios de comunicación estadounidenses la historia de Reed Sandridge, un ex empleado de una organización sin ánimo de lucro de la capital estadounidense que se quedó sin trabajo en setiembre de 2009.
“Me deprimí un poco. Quería conseguir un trabajo (...) realmente quería algún tipo de responsabilidad y también conectar con mi comunidad local”, explicaba Sandridge este mes en una entrevista con el blog Huffington Post.
Tras analizar sus finanzas, descubrió que tenía ahorros para sobrevivir un año y algún dinero sobrante que decidió entregar al ritmo de diez dólares diarios a un extraño que lo necesitase en una especie de experimento social.
Un año más tarde, Sandridge, que relata su experiencia en el blog “A year of giving” (“Un año de regalos”), está mucho mejor que cuando empezó y no solo porque ha encontrado trabajo sino porque asegura que el dar lo ha convertido en un ser humano “más rico”.
Sandberg dice ser consciente de que los diez dólares diarios que donó durante un año no pueden cambiar la vida de nadie, pero aun así asegura confiar en que el acto de dar inspire a otros a perseguir los ideales que el filósofo francés Auguste Comte imaginó cuando acuñó el término ‘altruismo’, según explica en su blog.
“Los resultados específicos son menos importantes que el bien que podemos alcanzar todos juntos”, concluye el pequeño filántropo estadounidense.
Su próximo proyecto es reclutar a otros desempleados que quieran invertir en “amabilidad” durante una semana y que después relaten sus experiencias.
Sandberg recuerda que con unos 15 millones de personas sin trabajo en Estados Unidos, esa contribución podría lograr una gran diferencia.
Washington / EFE