Una nueva generación de proyectos inmobiliarios
Francisco Áviles faviles@argo.cr | Jueves 04 febrero, 2021
Francisco Avilés R.
Economista y urbanista
Gerente General Argo Estrategia
En febrero de 2014 el metro de Londres fue parcialmente cerrado debido a una huelga de sus trabajadores. Miles de usuarios tuvieron que buscar formas alternativas para desplazarse. Aunque la huelga apenas duró 48 horas, cuando las actividades del transporte subterráneo se reanudaron, pero miles de viajeros no regresaron nunca a utilizar el metro. Personas que venían usando ese medio de transporte de forma casi automática, se dieron cuenta de que había medios más rápidos -o más placenteros- para hacer el mismo recorrido.
Si este cambio en el comportamiento de decenas de miles de personas de una ciudad ocurrió por un evento que duró 48 horas, ¿qué modificaciones en los hábitos globales nos deparará una situación como la que vivimos por el coronavirus? Seguro que muchos comenzaron a solicitar servicios de envío a domicilio. Otros reemplazaron la cafetería que había cerca de la oficina por otra más cerca de su casa, o simplemente dejaron de tomar café fuera porque no tenían posibilidades cerca del hogar. Muchos comenzaron a ejercitarse en la propia vivienda o buscaron lugares al aire libre, si es que las restricciones se lo permitían.
En realidad muchas de las costumbres que hemos comenzado a adoptar ya existían con anterioridad, pero la extensión de su uso ha sido exponencial. La compra mediante la modalidad de servicio a domicilio no es nada nuevo. Algunos comercios llevan décadas ofreciendo este servicio, pero la expansión del mismo a lo largo de los últimos meses jamás hubiera sido posible sin un acontecimiento como el que estamos experimentando. Para algunos es algo novedoso en sus negocios y califican su servicio de entrega a domicilio como innovación, para ellos lo es dentro de su ámbito porque se vieron en la obligación de equipararse con sus competidores.
El teletrabajo tampoco es un invento de la pandemia, pero su uso mayoritario sí lo es. Varios estudios previos al Covid-19 de las más reputadas universidades del mundo avalaban o contradecían las mejoras en la productividad a raíz del trabajo en casa, hoy trabajadores y empresas pueden dar fe de los resultados. Queramos o no, este nuevo paradigma llegó para quedarse. Consideremos por un momento las inversiones -y desinversiones- realizadas por millones de compañías en el mundo para adoptar el teletrabajo en tiempo récord.
La adaptación masiva de estos comportamientos en la vida de las personas tienen su reflejo en la industria inmobiliaria de forma inmediata. Los desarrolladores y propietarios de oficinas han sido los principales afectados y tienen que dar una rápida respuesta mediante la modificación de su modelo de negocio. Mayor flexibilidad, espacios compartidos, servicios adicionales, etc son algunas de las nuevas reglas de juego del subsector. Los cambios llegan rápido por el esquema de propiedad de este tipo de inmuebles y debido a los niveles de desocupación experimentados.
El desarrollo residencial igualmente tiene que adaptarse a estos nuevos tiempos, si bien los períodos se alargan un poco más por los procesos de diseño y comercialización propios de la industria. Espacios más amplios derivados del trabajo en casa, mayor ventilación natural, amenidades más enfocadas al wellness, entre otras son las características que demandan los clientes motivados por el cambio en los hábitos de convivencia.
En este sentido, las personas han podidio valorar la importancia de la cercanía de los servicios y las posibilidades de las ubicaciones que permiten el acceso a los mismos caminando. Restricciones a la libre circulación vial o el propio teletrabajo que conlleva desplazamientos más limitados, nos pusieron sobre aviso en lo que a ubicaciones ideales se refiere.
A raíz de lo anterior, se pone de manifiesto un descenso en la utilización de los vehículos privados. Esto supone una menor demanda en espacios de estacionamiento en los edificios, lo cual requiere ajustes importantes en los proyectos que vendrán.
Los desarrolladores nos vemos abocados a diseñar de forma diferente, así como a pensar en estas modificaciones para atender a la demanda que va más allá de la vivienda, hablamos de nuevos servicios integrados o asociados a ella. En breve veremos nacer una nueva generación de proyectos inmobiliarios que colmen los requerimientos de la era que nos está tocando vivir.