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Un gobierno que queda debiendo

Natalia Díaz natdiaquin@gmail.com | Jueves 11 mayo, 2017


Un gobierno que queda debiendo

Con ocasión del Informe Presidencial correspondiente al tercer año de Gobierno, según lo comunicó el mandatario Solís a la Asamblea Legislativa, es preciso hacer algunas consideraciones básicas para que los costarricenses tengamos criterio respecto del país que tenemos y el que necesitamos.

El señor Presidente de la República concurre con un informe de muchas acciones realizadas y otras pendientes; sin embargo, con una enorme deuda que me permito resaltar en este momento.

En 2014, Costa Rica encontró en el liderazgo de don Luis Guillermo Solís Rivera, la esperanza para un país en crisis, con un dirigente nuevo, comprometido con el desarrollo nacional dentro de cauces de transparencia y honradez, la senda hacia un futuro que añoramos hace tiempo.

Hoy, con tres años del periodo constitucional, no encontramos por ningún lado esa respuesta a tanta expectativa. Los informes presidenciales no han pasado de notables listados de gestiones realizadas, y sendas justificaciones de las dificultades encontradas; sin embargo, con tres cuartas partes del periodo recorrido, la ilusión se apagó y desgraciadamente la población muestra un enorme descontento.

Atendiendo al reciente informe del señor Presidente, y con solo leer sus contenidos, nos quedamos ayunos de respuestas a los grandes problemas nacionales. La segunda parte del mismo se queda en señalar temas bastante puntuales, que no evidencian ninguna transformación de fondo, sino más de lo mismo.

Todo ello es muestra concreta de que la gestión del Gobierno PAC (Partido Acción Ciudadana) sigue en deuda con Costa Rica. Que el Gobierno se queda en una mera acción de administración de la “cosa pública”, a través del enorme entramado institucional que agobia al Estado. Ese informe, reitero, no es más que acciones que bien puede haberlas recopilado y ordenado cualquier funcionario importante del Gobierno. Al señor Presidente, el país le entregó la confianza para mucho más que eso.

Costa Rica hace años carece del gobernante que marque el camino, que mire al horizonte con los recursos humanos y materiales que se tienen, pero con la audacia, la fuerza y la responsabilidad que las circunstancias exigen. Hace tiempo que no tenemos la autoridad que oriente al desarrollo con respuestas concretas, de largo alcance, de visión de futuro, y que respondan a las mayores carencias y requerimientos del país. Seguimos pensando en pequeño. Continuamos administrando el día a día. El gobierno, encabezado en el Presidente de todos los costarricenses, sigue sin señalar la ruta para superar nuestros mayores desafíos.

La estrategia de largo alcance, pero con respuestas concretas y directamente encaminadas para atender las necesidades fundamentales en infraestructura y en transporte, brilla por su ausencia. Cómo incrementar la productividad y evitar la migración del campo a la ciudad, demostrado con el excesivo aumento de la población urbana del país, están pendientes. El incremento del desempleo sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los costarricenses, y en especial de los más jóvenes. Bien sabemos que con empleo hay un movimiento generalizado en todo el quehacer social y económico del país. La racionalización del aparato estatal y su costo, para que sea el que se ajuste a las condiciones y necesidades del país, sigue pendiente. Como si esto no fuera suficiente, el manejo de la aguda situación fiscal sigue dando tumbos, agravado ello con la desarticulación entre las responsabilidades que corresponden al Ejecutivo en relación con los demás poderes de la República.

Desgraciadamente todo lo anterior viene a abonar en la desconfianza, en el desinterés que muestran enormes conglomerados de nuestra población en la política y en la designación de nuestros representantes a nivel distrital, cantonal, o nacional.

Una situación así, se convierte en vía libre para los no creyentes en la democracia, que bien podrían obtener el favor de muchos costarricenses, hastiados de esperar un país mejor, que cada día se nos aleja más.

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