Un chisporroteo a "Chisporroteos"
| Viernes 26 junio, 2009
Un chisporroteo a “Chisporroteos”
Es muy agradable conversar con el ilustre y respetado escritor, periodista y político, y nuestro querido profesor en la Escuela de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Costa Rica, Lic. Alberto F. Cañas, acerca de uno de sus temas favoritos: los acontecimientos de antes y después del 48.
Don Alberto ilustra el hecho de que la oposición al gobierno represivo del Dr. Calderón se unió en un solo líder, el periodista Otilio Ulate. Deseo hablar un poquito de los antecedentes: A la muerte de León Cortés, el máximo líder de oposición al régimen imperante, esta oposición acéfala convocó a una Convención Nacional para escoger a un jefe, no un candidato a la presidencia y se postularon José Figueres, Fernando Castro Cervantes y Otilio Ulate. Se escogió al periodista Ulate, quien convirtió al Diario de Costa Rica en voz de crítica incisiva al régimen represivo. En una oportunidad, el prestigioso Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, de inspiración social demócrata, tomó la dirección del Diario de Costa Rica en tiempos aciagos para la democracia costarricense. Esto se consolidó en una sola y fuerte oposición al régimen, que triunfó en las primeras elecciones populares avaladas por un Tribunal Nacional Electoral.
Veintisiete diputados adictos al calderonismo anularon las elecciones para Presidente, pero no para diputados. Este hecho enardeció al pueblo y aumentó la represión del régimen.
Entre esos ánimos caldeados al rojo vivo, Figueres se levantó en armas y estalla la Revolución con la bandera democrática de hacer respetar las elecciones y combatir la corrupción.
La revolución triunfante reconoció a Otilio Ulate como presidente electo, pero no a los diputados electos en esa misma elección, ¿un contrasentido? ¿Qué opina don Alberto Cañas?
La inteligencia de unir los partidos políticos de oposición frente a lo que podía calificarse como el oficialismo, está impresa en las lecciones de la historia política.
“Divide y vencerás” en un axioma de la estrategia política y “unirse para triunfar” sería la consigna para nuestro tiempo. ¿Y quién le pone el cascabel al gato?
José Joaquín Fernández Castrillo
Jjfernandez@revistaviajes.com
Es muy agradable conversar con el ilustre y respetado escritor, periodista y político, y nuestro querido profesor en la Escuela de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Costa Rica, Lic. Alberto F. Cañas, acerca de uno de sus temas favoritos: los acontecimientos de antes y después del 48.
Don Alberto ilustra el hecho de que la oposición al gobierno represivo del Dr. Calderón se unió en un solo líder, el periodista Otilio Ulate. Deseo hablar un poquito de los antecedentes: A la muerte de León Cortés, el máximo líder de oposición al régimen imperante, esta oposición acéfala convocó a una Convención Nacional para escoger a un jefe, no un candidato a la presidencia y se postularon José Figueres, Fernando Castro Cervantes y Otilio Ulate. Se escogió al periodista Ulate, quien convirtió al Diario de Costa Rica en voz de crítica incisiva al régimen represivo. En una oportunidad, el prestigioso Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, de inspiración social demócrata, tomó la dirección del Diario de Costa Rica en tiempos aciagos para la democracia costarricense. Esto se consolidó en una sola y fuerte oposición al régimen, que triunfó en las primeras elecciones populares avaladas por un Tribunal Nacional Electoral.
Veintisiete diputados adictos al calderonismo anularon las elecciones para Presidente, pero no para diputados. Este hecho enardeció al pueblo y aumentó la represión del régimen.
Entre esos ánimos caldeados al rojo vivo, Figueres se levantó en armas y estalla la Revolución con la bandera democrática de hacer respetar las elecciones y combatir la corrupción.
La revolución triunfante reconoció a Otilio Ulate como presidente electo, pero no a los diputados electos en esa misma elección, ¿un contrasentido? ¿Qué opina don Alberto Cañas?
La inteligencia de unir los partidos políticos de oposición frente a lo que podía calificarse como el oficialismo, está impresa en las lecciones de la historia política.
“Divide y vencerás” en un axioma de la estrategia política y “unirse para triunfar” sería la consigna para nuestro tiempo. ¿Y quién le pone el cascabel al gato?
José Joaquín Fernández Castrillo
Jjfernandez@revistaviajes.com