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“Twilight” llega a su fin con acción y almíbar

La saga “Twilight” llega a su fin con la cuarta y más almibarada de las historias de Edward y Bella, dos vampiros con conciencia que, en “Breaking Dawn. Part 2”, sacan sus colmillos y un surrealista grupo de amigos para defender a toda cosa a su hija.
Una niña que en su versión bebé está generada por ordenador, lo que da como resultado una imagen terrorífica, que da más miedo que cualquiera de los vampiros que rondan por la película.
Una película que los millones de fanáticos seguidores seguirán con interés pero que desde el punto de vista puramente cinematográfico no tiene ningún valor más allá del puro fenómeno de masas en el que se ha convertido esta saga.
“Breaking Dawn. Part 2” comienza con Bella abriendo sus ojos rojos de vampira al mundo tras estar a punto de morir en el parto de su hija.
Convertida en una vampira y con una fuerza que supera al del mismísimo Hulk, Bella es la protagonista de esta cuarta historia basada en las novelas de Stephenie Meyer, que mezclan vampiros, hombres lobo y grandes dosis de empalago.
Su conversión de humana a vampiro y el nacimiento de su hija dan un giro a la historia y permiten justificar el que se prevé tremendo y final enfrentamiento con los Volturi, la gran familia del mundo vampírico.
Un enfrentamiento espectacular y con brillantes efectos especiales que sin embargo esconde truco. Una forma de mantener el interés por una historia que todos los seguidores de “Crepúsculo” ya han leído en libro.
Ese giro y el humor que el realizador Bill Condon ha incluido en la historia son los dos únicos aspectos reseñables de una película que es absolutamente previsible y en la que el trío protagonista —Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner— están más que hartos de los personajes que interpretan.

Redacción Cultura/ EFE