Turistas desconfiados evitan Florida
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 31 julio, 2010
Turistas desconfiados evitan Florida
Erin Duggan recibió el mes pasado un mensaje de correo electrónico de un hombre de Canadá que decía que estaba “devastado” porque las playas de Sarasota, estado de Florida, estaban contaminadas con petróleo y su aire estaba lleno de toxinas.
“Tuve que contestarle que llevaba a mi bebé recién nacido a la playa todas las noches”, dijo Duggan, una portavoz de la Dirección de Convenciones y Visitantes de Sarasota. “La percepción es horrible”.
Los millones de litros de crudo que se han derramado en el golfo de México por la fuga del pozo de BP Plc se han mantenido lejos de las playas de Florida, entre ellas la de Sarasota. El problema, dicen los funcionarios de Florida, es que los turistas también se han mantenido alejados, asustados por las imágenes de los diarios y la televisión de aguas contaminadas con petróleo en el estado de Luisiana y otros lugares de la costa.
“El petróleo está a cientos y cientos de millas”, dijo esta semana la representante estadounidense Kathy Castor, una demócrata de Florida cuyo distrito comprende Tampa, en una audiencia en Washington sobre el impacto del derrame. “Aun así, en todo el mundo se dice” que “las playas de Florida están dañadas”.
Sólo cuatro condados han informado sobre la presencia de crudo en sus playas, dijo Kathy Torian, portavoz de Visit Florida, el brazo oficial de mercadeo del estado. Todas las playas a las que llegó petróleo se encuentran en la zona Panhandle del noroeste del estado y representan una pequeña parte de las 1.260 millas (2.028 kilómetros) de costa.
La primera dama, Michelle Obama, elogió las “espléndidas” playas de Pensacola, una ciudad del estado, durante una visita que hizo hace dos semanas, y el presidente y su familia planean pasar un fin de semana en la costa del Golfo de Florida el mes próximo.
“Entre 24 y 48 horas después del derrame de Deepwater Horizon nuestro volumen de llamados pasó a ser inexistente”, dijo Gregg Nicklaus, propietario del Centro de Conferencias y Balneario Sirata Beach, un hotel de 382 habitaciones de St. Petersburg. Los ingresos del hotel cayeron un 25% en mayo en relación con igual período del año pasado y el mes pasado bajaron un 10%, dijo en una entrevista.
La declinación de los visitantes es una mala noticia para Florida, donde el turismo es la industria más importante y genera ingresos anuales de $60 mil millones, según Visit Florida. Uno de cada 19 floridenses trabaja en turismo, y alrededor de la quinta parte de los impuestos a las ventas del estado proceden de ese sector, dijo Torian.
Las reclamaciones de Florida por el daño producto del derrame superan los de otros estados del Golfo que han sufrido perjuicios más concretos, dice BP. Florida presentó 32.762 reclamaciones hasta fines de la semana pasada, sobrepasando a Luisiana -que ocupa el segundo lugar- por más de 2 mil, dijo Scott Dean, portavoz de la compañía.
Dada la mayor dependencia de Florida del turismo de playa, obtendrá la mayor cuota de dólares por el derrame, determinó un estudio que encargó la Asociación de Viajes de los Estados Unidos.
El estado perderá $7.600 millones, una declinación del 13%, si el impacto del accidente dura 15 meses, y $18.600 millones, una caída del 14%, si éste se mantiene 36 meses, según el estudio de Oxford Economics, una firma económica británica. Las declinaciones porcentuales serán mayores en el caso de Luisiana, Mississippi y Alabama, dijo Oxford Economics.
Determinar cuánto sufren los hoteles o restaurantes ubicados en playas no afectadas es algo que estará a cargo de Kenneth Feinberg, el abogado de Washington al que recurrieron BP y el Gobierno de Obama para decidir los reclamos privados por el derrame. Feinberg usará un fondo de $20 mil millones de BP a partir del mes próximo.
“No hace falta que haya petróleo en la playa para recibir una reclamación compensable”, dijo Feinberg al panel de la Cámara de Representantes.
A los efectos de compensar parte del daño, BP dio a Florida una subvención de $25 millones para una campaña publicitaria que atrajera a los turistas temerosos. BP también mandó al estado $50 millones de subvenciones en bloque para pagar trabajos destinados a mitigar los efectos del derrame.
En una carta a BP del 30 de junio, el gobernador Charlie Crist exigió $50 millones más para la promoción del turismo y dijo que las playas del estado estaban “abiertas a las actividades”.
Doug Suttles, el máximo responsable operativo de exploración y producción de BP America contestó el 12 de julio denegando el pedido.
“Como dice, la mayor parte de la costa de Florida está limpia y abierta a las actividades”, escribió Suttles.
Miami
Erin Duggan recibió el mes pasado un mensaje de correo electrónico de un hombre de Canadá que decía que estaba “devastado” porque las playas de Sarasota, estado de Florida, estaban contaminadas con petróleo y su aire estaba lleno de toxinas.
“Tuve que contestarle que llevaba a mi bebé recién nacido a la playa todas las noches”, dijo Duggan, una portavoz de la Dirección de Convenciones y Visitantes de Sarasota. “La percepción es horrible”.
Los millones de litros de crudo que se han derramado en el golfo de México por la fuga del pozo de BP Plc se han mantenido lejos de las playas de Florida, entre ellas la de Sarasota. El problema, dicen los funcionarios de Florida, es que los turistas también se han mantenido alejados, asustados por las imágenes de los diarios y la televisión de aguas contaminadas con petróleo en el estado de Luisiana y otros lugares de la costa.
“El petróleo está a cientos y cientos de millas”, dijo esta semana la representante estadounidense Kathy Castor, una demócrata de Florida cuyo distrito comprende Tampa, en una audiencia en Washington sobre el impacto del derrame. “Aun así, en todo el mundo se dice” que “las playas de Florida están dañadas”.
Sólo cuatro condados han informado sobre la presencia de crudo en sus playas, dijo Kathy Torian, portavoz de Visit Florida, el brazo oficial de mercadeo del estado. Todas las playas a las que llegó petróleo se encuentran en la zona Panhandle del noroeste del estado y representan una pequeña parte de las 1.260 millas (2.028 kilómetros) de costa.
La primera dama, Michelle Obama, elogió las “espléndidas” playas de Pensacola, una ciudad del estado, durante una visita que hizo hace dos semanas, y el presidente y su familia planean pasar un fin de semana en la costa del Golfo de Florida el mes próximo.
“Entre 24 y 48 horas después del derrame de Deepwater Horizon nuestro volumen de llamados pasó a ser inexistente”, dijo Gregg Nicklaus, propietario del Centro de Conferencias y Balneario Sirata Beach, un hotel de 382 habitaciones de St. Petersburg. Los ingresos del hotel cayeron un 25% en mayo en relación con igual período del año pasado y el mes pasado bajaron un 10%, dijo en una entrevista.
La declinación de los visitantes es una mala noticia para Florida, donde el turismo es la industria más importante y genera ingresos anuales de $60 mil millones, según Visit Florida. Uno de cada 19 floridenses trabaja en turismo, y alrededor de la quinta parte de los impuestos a las ventas del estado proceden de ese sector, dijo Torian.
Las reclamaciones de Florida por el daño producto del derrame superan los de otros estados del Golfo que han sufrido perjuicios más concretos, dice BP. Florida presentó 32.762 reclamaciones hasta fines de la semana pasada, sobrepasando a Luisiana -que ocupa el segundo lugar- por más de 2 mil, dijo Scott Dean, portavoz de la compañía.
Dada la mayor dependencia de Florida del turismo de playa, obtendrá la mayor cuota de dólares por el derrame, determinó un estudio que encargó la Asociación de Viajes de los Estados Unidos.
El estado perderá $7.600 millones, una declinación del 13%, si el impacto del accidente dura 15 meses, y $18.600 millones, una caída del 14%, si éste se mantiene 36 meses, según el estudio de Oxford Economics, una firma económica británica. Las declinaciones porcentuales serán mayores en el caso de Luisiana, Mississippi y Alabama, dijo Oxford Economics.
Determinar cuánto sufren los hoteles o restaurantes ubicados en playas no afectadas es algo que estará a cargo de Kenneth Feinberg, el abogado de Washington al que recurrieron BP y el Gobierno de Obama para decidir los reclamos privados por el derrame. Feinberg usará un fondo de $20 mil millones de BP a partir del mes próximo.
“No hace falta que haya petróleo en la playa para recibir una reclamación compensable”, dijo Feinberg al panel de la Cámara de Representantes.
A los efectos de compensar parte del daño, BP dio a Florida una subvención de $25 millones para una campaña publicitaria que atrajera a los turistas temerosos. BP también mandó al estado $50 millones de subvenciones en bloque para pagar trabajos destinados a mitigar los efectos del derrame.
En una carta a BP del 30 de junio, el gobernador Charlie Crist exigió $50 millones más para la promoción del turismo y dijo que las playas del estado estaban “abiertas a las actividades”.
Doug Suttles, el máximo responsable operativo de exploración y producción de BP America contestó el 12 de julio denegando el pedido.
“Como dice, la mayor parte de la costa de Florida está limpia y abierta a las actividades”, escribió Suttles.
Miami