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Trotando mundos

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 15 enero, 2008


Trotando mundos

Humberto Pacheco

Ya tuvimos la oportunidad de ver el proyecto de ley de Representación de Casas Extranjeras que busca sustituir al extremadamente sesgado cuerpo de ley que estaba en vigencia, algunas de cuyas partes habían sido declaradas inconstitucionales por la Sala Cuarta. Esta legislación, a la que basaron originalmente en el Código de Trabajo y su protección a los trabajadores en sus relaciones con los patronos, nos parece totalmente innecesaria como una legislación especial. Es más, nos parece vergonzante para los representantes de casas extranjeras por paternalista.
De su contenido lo único salvable es la obligación de re-comprarle al representante el inventario que le quede al terminar el contrato. Pero esto, como todo lo demás que rija las relaciones contractuales en la representación de casas extranjeras, debería ser objeto de un contrato común y corriente entre dos partes pari passu, ninguna de las cuales necesita ser protegida como sí fuera incapaz de defenderse o de pensar. Así como es meritorio proteger al trabajador sencillo para que el patrono no lo abuse, es penoso ver que a empresarios sofisticados (la gran mayoría) haya que llevarlos de la mano cuando entran en una negociación con una compañía extranjera para vender sus productos ó fabricarlos localmente.
Nadie nos obliga a entrar en un contrato desventajoso por lo que estamos convencidos de que lo que debe regir es lo que resulte de una negociación bien llevada. Esto perfectamente se puede lograr sí el interesado además se hace asesorar legalmente por un profesional competente.
Estas situaciones corresponden a una etapa de nuestra vida nacional en la que un grupo bastante mediocre de personas- honrosas excepciones excluídas- decide en la Asamblea Legislativa lo qué es bueno y lo qué es malo para todos nosotros, aún a contrapelo de lo que pensemos ó queramos. Llegó la hora de que vayamos superando esas taras y nos valgamos por nosotros mismos, y que así lo entiendan quienes quieren legislar por y a pesar de nosotros.
Ojala que los nuevos semáforos inteligentes puedan fotografiar por magnificación las placas de taxistas, buses y otros energúmenos que después de las seis de la tarde se apropian de las calles de San José y no respetan los semáforos. Talvez una combinación de foto delatoras y una seria sanción, que debería desde ya incluirse en el mamotreto de Ley de Tránsito que parece estarse cocinando (para qué hacer simples las cosas cuando se pueden hacer complejas y mal pareciera ser el ideal de algunos), ponga fin a la ruleta rusa que diariamente se juegan los conductores responsables.
Hay algunos diputados que tienen el designio manifiesto de violentar la concesión de Riteve, para sumar un fracaso más- no al concepto tan exitoso en otros países de concesión pública- sino al de la deficiente ley costarricense que regula la materia. No es nada nuevo, pues en este país hemos hecho un monumental esfuerzo por violentar los compromisos que como país firmamos y no hay manera de que de la Asamblea salga una reforma legal que agilice y racionalice el proceso de concesión pública.
Lo insólito es que la concesión de Riteve aparentemente termina en el 2012, muy pocos años en que deberíamos mantener nuestra palabra (y la mejora en la flota automotriz que Riteve ha logrado), antes de tratar de volver al corrupto sistema en el que los talleres tenían la posibilidad de vender el servicio- muchos sin darlo- dejando a la población expuesta a automóviles que envenenaban ó que, por falta de seguridad, ponían en peligro la vida.

vikocr@racsa.co.cr

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