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Tren Interurbano: ¿es la única opción?

María Inés Solís maria.solis@asamblea.go.cr | Viernes 17 julio, 2020

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Costa Rica necesita una modernización en el sistema de movilidad, en esto no tenemos duda, pero el hecho de aspirar a un sistema de transporte público moderno y amigable con el ambiente, no implica cerrarnos a una única opción, y este punto debe de entrar en la discusión, especialmente en el momento de crisis que vivimos actualmente.

La inversión en infraestructura es vital para el desarrollo del país, este puede ser uno de los grandes motores para el desarrollo económico, pero eso no significa que hipotequemos el país sin cuestionar, sin analizar con detalle los estudios de factibilidad, o sin ver otras opciones que quizás pueden resultar más económicas y tener los mismos resultados.

Actualmente el proyecto que se encuentra en discusión para la aprobación del préstamo con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), tiene una serie de vacíos que han provocado que muchos tengamos serias dudas en su aprobación, principalmente preocupa lo incierto y el monto del subsidio anual, de dónde va a venir ese dinero, en un momento en que nuestro país ya sobrepasa el umbral de 60% de la deuda/PIB y en donde según las nuevas estimaciones del Ministerio de Hacienda, los ingresos tributarios van a caer más de 1.2 billones de colones.

La Republica informó el pasado 11 de junio la opción de un bus eléctrico, también conocido como “trolebús”, en donde se indica que claramente el costo de este proyecto sería mucho menor al de la opción del tren eléctrico.

Según esta información, invertir en un sistema adecuado de buses eléctricos, generaría una serie de ahorros, si lo comparamos con el proyecto del tren eléctrico, por ejemplo, el costo de la inversión sería mucho menor, se generaría un ahorro en pasos a desnivel que no tendrían que construirse y tampoco habría que invertir en estaciones. La noticias señala que este tipo de sistemas de movilidad operan en ciudades como Atenas, San Francisco y Sao Pablo, además existen diferentes proveedores de este tipo de autobuses como Dina en México o Van Hool en Países Bajos.


Ideas como estas, son las que tenemos que empezar a poner sobre la mesa e incluso cuestionarnos si hay otras modalidades para un tren eléctrico pero que implique un menor costo para el país.

El pasado martes 30 de junio, este medio también publicó la posición del expresidente de INCOFER Miguel Carabaguíaz, donde indica que se debe de buscar una propuesta más aterrizada a las realidades del país y que de hacerse los ajustes generaría un ahorro de aproximadamente $600 millones.

Existe una serie de aspectos técnicos que tienen que ser estudiados y que ya muchos hemos cuestionado. Por ejemplo, el proyecto actual pretende aumentar el ancho de vía, lo que generaría una serie de costos innecesarios, ya que existen sistemas de trenes eléctricos que son perfectamente compatibles con que actualmente tenemos en Costa Rica.

Por otra parte, la experiencia de la Unidad Ejecutora que está llevando a cabo está obra, nos deja algunas dudas, al igual que los estudios de factibilidad y la respuesta del Gobierno de cómo se va a pagar el empréstito, así como el subsidio anual, que rondaría entre $50 y $150 millones anualmente.

Que no nos aplaste el tren por querer agilizar un proyecto que carece en muchos aspectos de fundamentos técnicos adecuados. Este tipo de proyectos populistas no deben avanzar si no hay claridad en la gestión y ejecución del mismo.








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