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Tren a Heredia casi no llega

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 13 diciembre, 2008




Ultimo vagón del nuevo ferrocarril a Heredia se descarriló en el viaje oficial que reinauguró la ruta
Tren a Heredia casi no llega

• Ministros consideran que estado de la infraestructura y de las máquinas se debe revisar antes que el servicio se preste a la población
• En enero llegarán cuatro vagones de segunda mano que el país le compró al Gobierno español

Carlos Jesús Mora
cmorah@larepublica.net

A las 9.06 a.m. la bocina del tren “Apolo” anunció su salida hacia Heredia desde la antigua Estación del Ferrocarril al Atlántico… era su primer recorrido oficial después de 13 años de no viajar a esta provincia.
El primer vagón iba ocupado por el presidente Oscar Arias y por varios de sus ministros, quienes lo acompañaban como parte de un recorrido oficial para reinaugurar la ruta que pretendían poner a funcionar oficialmente a partir de febrero.
En el segundo viajaban varios presidentes ejecutivos y empleados de la Presidencia, y en el tercero, cerca de 20 personas entre periodistas, fotógrafos y camarógrafos de diferentes medios de comunicación.
Los primeros minutos transcurrieron sin contratiempos, los vecinos de Calle Blancos y Cuatro Reinas de Tibás salían de sus casas para ser testigos de la reaparición de la locomotora por sus barrios.
Minutos más tarde, frente a los ojos de todos se erguía majestuoso el Puente Negro sobre el río Virilla.
El tren se detuvo y más de uno soltó una risa nerviosa recordando las anécdotas que habían escuchado sobre la tragedia del 14 de marzo de 1926, cuando cerca de 300 personas murieron al descarrilar tres carros de un convoy cuando pasaba sobre el puente del río.
Al parecer no había nada de qué preocuparse, la locomotora bajó su velocidad para que el presidente Arias, los ministros y la prensa pudieran ver el buen estado del puente.
El susto había pasado, pero 50 metros más adelante el chirrido de las ruedas sobre los rieles alarmó a todos e inmediatamente un socollón despertó la tensión.
Un guardarriel había ocasionado el descarrilamiento del último vagón donde viajan los periodistas y sus equipos. Más de un comunicador se golpeó contra el respaldar del asiento o las ventanas.
Todo ocurrió rápido, fue cuestión de segundos, el desalojo del vagón fue más rápido que lo que duró el incidente, pero no así el susto. Allí se borró la sonrisa de quienes esperaban una fiesta del evento.
“Fue en la punta del puente casi, por dicha no veníamos más rápido; si no, el cuento sería otro”, dijo un camarógrafo de una televisora, quien fue el primero en bajarse.
El descarrilamiento no se veía tan grave; sin embargo, los operarios tardaron 55 minutos en montar el carro sobre la línea férrea.
Durante esos minutos, algunos ministros se acercaron al lugar del incidente para observar lo sucedido, el presidente Arias solo se bajó unos minutos, no se acercó a observar y volvió a subirse al tren, de donde no se bajó hasta llegar a Heredia.
Entre quienes se notaban más preocupados estaba Miguel Carabaguíaz, presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer), quien coordinó las labores de los operarios para encarrilar el tren.
Una vez solucionado el desperfecto, todos los ocupantes regresaron a sus asientos; sin embargo, la desconfianza se apoderó de más de uno de los que viajaban en el último vagón y se cambiaron al penúltimo.
“Por cualquier cosa, todos saquen la cédula y prénsenla con los dientes”, bromeó José Antonio Li, presidente ejecutivo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), recomendación que más de uno censuró con la mirada.
Pocos minutos más tarde, comparsas y cimarronas intentaron borrar el susto a la llegada a Heredia. Decenas de ciudadanos, quienes ignoraban hasta el momento lo sucedido, se acercaron a la Estación Central del tren en Heredia, esperando poder hacer el recorrido, más tarde se les dijo que no sería posible.
Durante el Consejo de Gobierno, ni el Presidente y ninguno de los funcionarios que hizo uso de la palabra se refirieron al percance. Al filo de la tarde, como si nada hubiese pasado, la Presidencia emitió un comunicado de prensa.
“Entrar o salir de Heredia será más rápido a partir de febrero”, decía el título del boletín, que en ningún momento mencionó nada sobre el percance.
La apertura de la ruta en tren a Heredia fue posible tras la aprobación de un presupuesto extraordinario de ¢2 mil millones por parte de los diputados.
Con esos recursos se repararon la línea férrea y los puentes ubicados en el camino, además se compraron cuatro trenes al Gobierno español, los cuales llegarán en enero.
En cuanto a la reparación de la vía, el 60% de las durmientes (barrotes que sirven de soporte a la línea) serán de concreto, lo que aporta mayor seguridad y vida útil.
Los viajes serán con fines recreativos y para ello se utilizarán las máquinas que tiene en funcionamiento el Incofer en el recorrido entre Pavas y San Pedro.
El tren de pasajeros no viajaba a Heredia desde 1995, debido a que el gobierno Figueres Olsen ordenó suspender la prestación del servicio aduciendo que producía pérdidas.
No obstante, la actual administración acordó desempolvar el equipo férreo y desenterrar la vía para poner en marcha el servicio nuevamente.
Con la medida se buscan dos propósitos: ofrecer una solución de transporte para combatir las largas presas que se presentan en las vías que van a Heredia y reducir el consumo de combustible.
Se estima que entre Heredia y la capital viajan diariamente unas 200 mil personas. Como consecuencia de ese alto tránsito, las rutas que comunican ambas provincias son las que registran mayor congestión.
Por ejemplo, actualmente ir de San José a Heredia por La Valencia demanda más una hora y media en horas pico.
En cambio, comunicar ambas ciudades por ferrocarril demandará 18 minutos en servicio directo y 30 en los viajes con paradas.
























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