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Tour montañoso

EFE | Jueves 25 octubre, 2012




Tour montañoso
La vuelta francesa dio a conocer el recorrido para 2013 en la que será su edición 100

El Tour de Francia de 2013 lo ganará un escalador o un ciclista que se defienda bien en montaña, si atendemos al recorrido presentado por los organizadores que han querido dar una dimensión particular a la centésima edición.
La competencia gala busca huir del aburrimiento de la pasada edición, dominada por un ex “pistard” como Bradley Wiggins, que se impuso sin apenas batalla, asentado en su hegemonía en la lucha contra el crono.
Todo ha sido ideado para que no se repita ese esquema en un Tour que partirá el 29 de junio de Córcega, el último territorio que faltaba por conquistar al Tour, y que se desarrollará totalmente por Francia, algo que no sucedía desde 2003.
Incluso se han reducido los kilómetros cronometrados previstos inicialmente y se ha situado la última crono a cuatro días del final, para dejar que la montaña sea el auténtico juez de la carrera.
Una configuración que agrada a Alberto Contador y a Chris Froome, que vio cómo Wiggins le dejaba la responsabilidad y lo señalaba como el jefe de filas del Sky.
Con seis etapas de montaña, cuatro llegadas en alto y el ascenso a 28 puertos, algunos míticos como el Alpe d’Huez, que se subirá dos veces en la misma jornada, a cuatro días del final de París, el Tour quiere dejar atrás la anodina edición del año pasado y recuperar la explosividad de 2011, convertida para los organizadores, en la referencia de los últimos años.
De los 3.360 kilómetros totales, apenas 65 son contra el crono, repartidos en dos etapas, una de ellas montañosa, “la más dura” que ha preparado el responsable del recorrido, Jean-Françios Pescheux.
En total habrá un tercio menos de crono que el año pasado, a los que se ha sumado una contrarreloj por equipos de 25 kilómetros.
Otro dato es que faltará el paseo final por los Campos Elíseos, que los organizadores han programado algo más tarde que de costumbre, para ver al pelotón entrar en París al atardecer y al ganador, vestido de amarillo en lo alto del podio, cuando el sol ya se haya ocultado. Como si con ese símbolo el Tour quisiera dejar atrás una etapa oscura y volver a brillar en la senda de la ciudad de la luz.

París/EFE






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