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Martes, 23 de abril de 2024



EDITORIAL


Tenemos seis meses

| Lunes 12 agosto, 2013




No sería un problema, el hecho de que el proyecto siguiera desarrollándose bajo el concepto de una concesión, lo que no debería ser satanizado


Tenemos seis meses

Tenemos seis meses, para llegar a un acuerdo con la empresa OAS, que ganó la concesión para construir y operar la carretera San José – San Ramón.
Sería difícil para nuestros gobernantes, rescatar un acuerdo, que ellos mismos suspendieron hace tres meses.
Pero una nueva administración podría intentarlo.
Precisamente de aquí a enero, las dos partes podrían estudiar las proyecciones constructivas y comerciales, para ver cómo modificarlas.
De encontrar un plan razonable, el nuevo gobierno podría presentarlo al público, con la confianza de que sea bien recibido.
Por su lado, OAS estaría motivada a seguir con el proyecto, dado que las alternativas son poco tentadoras.
La ventaja para Costa Rica, es que contaríamos con una vía satisfactoria en breve tiempo.
No sería un problema, el hecho de que el proyecto siguiera desarrollándose bajo el concepto de una concesión, lo que no debería ser satanizado.
En principio, el Estado propiamente podría construir y operar cualquier vía, tal como es el caso en muchos países, como Alemania, Canadá y Estados Unidos, en los cuales el Estado hace casi el 100% de las carreteras.
Pero en este momento, el Estado costarricense no puede construir ninguna obra grande, porque no tiene el dinero, con que financiarla.
Una alternativa sería comprar a OAS, los planes de construcción de la carretera.
Con estos materiales, un banco nacional podría crear un fondo, mediante la figura de un fideicomiso, y con esto solicitar la inversión de los fondos de pensiones costarricenses, que serían compensados con los ingresos del proyecto.
Es una opción interesante, cuyos detalles se encuentran en la nota principal de LA REPÚBLICA de hoy, incluso este mecanismo ya se ha utilizado para financiar la construcción y operación de algunas plantas eléctricas del ICE.
Sin embargo, es un concepto complicado de diseñar, de modo que aun en circunstancias favorables, habría un atraso del proyecto durante algún tiempo.
La peor opción para ambas partes, es la de un litigio.
Por su parte, OAS corre el riesgo de no ser compensada por sus pérdidas, durante un tiempo indefinido, aun cuando ganara el pleito.
Mientras tanto, el resto de nosotros, tendríamos que esperar un tiempo indefinido para poder contar con una carretera decente.
 







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